Ámame otra vez romance Capítulo 8

¡Papá!

Blake frenó bruscamente, él podía jurar que los neumáticos de su auto habían echado humo ante la manera abrupta con la que pisó el freno y poco le importó. El miedo de haber atropellado al niño le invadió.

—¡¡¡Matthew!!! ¡Matthew!… —los gritos de la mujer le hicieron reaccionar—. ¡Una ambulancia! ¡Por favor, que alguien llame una ambulancia! —continuó gritando la mujer.

Blake marcó el número de emergencia para solicitar una ambulancia, bajó del auto para ver al pequeño, rogando porque solo se tratara de un susto, pero el susto se lo llevó él al reconocer al niño.

¡Era el hijo de Hope!

¡Mierd4! ¡Mierd4! ¡Mierd4!

El corazón del magnate latió dentro de su pecho como si fuese una locomotora, el niño lloraba mientras se aferraba al cuerpo de la mujer que continuaba gritando. Blake se dio cuenta de que la chica estaba en shock.

—¡Deja que me haga cargo de él! —dijo acercándose, quería asegurarse de que el niño no estuviera herido.

La mujer se hizo a un lado, mientras Blake se acercaba a Matthew, el nudo formado en su garganta casi lo ahogó, robaba porque el chiquito no estuviese herido o sería hombre muerto…

—Señor —dijo la mujer al reconocerlo.

—Acompañaré al pequeño al hospital, avísale a Hope —ordenó.

La mujer asintió, se hizo a un lado, cuando Blake iba a tomar a Matthew en brazos, la ambulancia llegó.

Él se apartó con brusquedad, sus manos temblaban y moría de ganas de tocar al niño. Era una sensación extraña, ese pequeño individuo había sido la razón de su separación, el motivo de la ruptura de su matrimonio, sin embargo, él deseaba cogerlo en brazos y estrecharlo contra su pecho.

El nudo formado en la garganta de Blake se hizo más grande con cada segundo que pasaba, su necesidad de estar junto al niño se hizo más insoportable…

¿Qué demonios era eso que sentía? ¿Por qué se sentía atraído como un imán por el pequeño de Hope?

—Vamos a trasladarlo al hospital para asegurarnos de que no tenga heridas internas, el auto parece no haberlo golpeado —indicó uno de los paramédicos.

—Voy a acompañarlo.

—¿Es usted su familiar?

¿Qué si era su familia? ¿Qué iba a responder ante esa pregunta?

—Conozco a su madre y fui yo quién casi lo atropella, fue un accidente, aun así, quiero ir con él —dijo con premura.

El hombre lo miró y luego asintió.

—Bien.

Blake subió a la ambulancia, se sentó cerca de Matthew, el niño tenía los ojos cerrados, un par de raspones en el codo y otro en la rodilla y él no pudo evitar sentirse miserable… ¡Ni siquiera sabía los motivos por el cual se sentía de aquella manera!

«¡Mientes! ¡Mientes, tú sabes por qué te sientes así!», pensó.

«Lo que sientes es el llamado de la sangre, pero eres muy cobarde para admitirlo, Blake Cameron. Míralo, míralo bien y conocerás la verdad», su conciencia lo martirizó.

Sin embargo, Blake lo hizo, miró a Matthew y tragó saliva, su mano dejó su costado y tocó la mano del pequeño…

—Papá —susurró el pequeño.

El corazón de Blake Cameron dio un vuelco. Un escalofrío recorrió su columna vertebral, las manos le sudaban y su cuerpo tembló de pies a cabeza.

—Papá —insistió Matthew.

—Aquí estoy, Matthew, aquí estoy —dijo sin pensarlo, tomó la pequeña mano del niño entre sus manos, él quería decir algo más, no sabía qué, pero quería decirle algo… En ese momento la ambulancia se detuvo y las puertas se abrieron.

—Vamos a llevarlo a revisión —informó el paramédico.

Blake asintió, se alejó de Matthew para bajar de la ambulancia y caminar a la sala de espera.

Entre tanto, Hope sintió que el mundo se abrió bajo sus pies al escuchar las palabras de Mirta, la chica a cargo de Matthew.

—¿Hope? —llamó James al verla palidecer.

—Matthew —susurró.

—¿Qué pasa con Matt?

—Un auto casi lo atropelló en el parque, fue llevado al hospital.

—¿¡Qué!?

—¡El idiota de Blake Cameron casi atropelló a mi hijo! —gritó Hope echando fuego por la mirada y la preocupación haciendo combustión dentro de su cuerpo.

—¡Mierd4!

Hope ya no dio más explicaciones, salió corriendo de la oficina con James pegado a sus talones. La mujer sentía que iba en el aire, cada paso que daba rogaba porque su hijo estuviera bien y solo fuera el susto, pues de lo contrario ella mataría a Blake con sus propias manos…

James atrapó a Hope cuando estaba a punto de subirse al auto.

—¡Espera!

—No me detengas, James —refutó.

—No lo haré, princesa, pero si manejas en ese estado lo más probable es que protagonices un accidente y no lleguemos al hospital o lleguemos, pero no enteros. Pásame la llave, manejaré yo —indicó.

Hope ni siquiera lo dudó, le tiró las llaves a James y subió al lado del copiloto, segundos más tarde estaban de camino al hospital.

—Todo estará bien, Hope, te aseguro que nuestro chico está en perfecto estado.

—Eso espero, James, porque si algo le pasa yo me muero —sollozó.

—Tranquila, estamos llegando pronto —la consoló él.

Hope trató de estar tranquila, pero no podía dejar de pensar que Blake estaba con su hijo, con el hijo que él deliberadamente repudió, al bebé que él no quiso y de quien jamás sintió curiosidad por conocer.

Así de desalmado era Blake Cameron…

Hope trató de apartar ese sentimiento de enojo de su corazón, ahora solo debía pensar en su hijo y en que todo saldría bien. Lo llevaría a casa y pasarían el resto de la tarde juntos…

Mientras tanto, en la sala de emergencia, el doctor miró al pequeño Matthew.

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