Amor desgarrado romance Capítulo 100

Había adivinado que Jimena no lo admitiría.

Se había esforzado tanto para fingir una buena imagen frente a Hector, ¿cómo podría dejar que esta imagen se derrumbaba tan fácilmente?

Pero ya no me importaba esto, miré a Hector y le pregunté, -Lo que había dicho el presidente Hector antes, ¿todavía cuenta?-

Le pregunté eso porque estaba apostando.

Pero no apostando por su amor por mí, sino por su deseo propietario hacia mí.

Hector me miró con vacilación.

Aunque le conté lo que dijo y lo que hizo Jimena, era obvio que no se lo creía todo.

Las mujeres eran muy sensibles al respecto, Jimena descubrió la vacilación de Hector e inmediatamente se puso alerta y me preguntó, -¿Qué es?-

-¿Adivínalo?-

Mirando a Jimena, una comisura de mi boca se curvó, mostré deliberadamente una expresión reservada.

-¿Qué es eso?-

Jimena alzó su mirada hacia Hector, su expresión aún inofensiva.

Aunque la armadura en su nariz la hizo sentir avergonzada.

-Es…-

-Presidente Hector.- Por la vacilación de Hector, y sin saber si él estaría de mi lado, así que lo interrumpí primero y le dije, -No quiero ser tu esposa, ni necesito que ella vaya a la cárcel.-

Hector se sorprendía un poco por lo que dije.

Continué diciendo, -Los antiguos decían, "Las mujeres fuera del hogar siempre son más atractivas para el hombre que su esposa."- Hice una pausa y continué, -Entonces, quiero ser la amante del presidente Hector, ¿de acuerdo?-

De todos modos, creía lo que dijo Jimena.

Si mi bebé realmente sufría después de la muerte, ¿cómo podría permitir que Jimena tuviera una vida pacífica?

-¿Qué? ¿De qué estás hablando?- Me preguntó, Jimena parecía pensar en algo de repente, agarró el brazo de Hector, haciendo mimos, -Julieta parece estar loca, lo que acabó de hacer, se parecía estar estimulada por algo, ya ella estaba un poco anormal.-

-Sí, estoy loca, porque me dijiste que el bebé de Hector y yo todavía era castigado después de la muerte, ¡cómo no puedo estar loca!-

Cuando hablaba de este bebé, siempre mencioné a Hector.

Incluso si no sentía nada por este bebé, ¡pero también era su primer bebé!

Creía que siempre que no dejara de mencionarlo, él finalmente estaría un poco conmovido.

-No hice nada.- Jimena agarró a Hector, -Realmente no hice nada cruel, también acababa de perder a mi bebé en ese momento, ¡yo solía ser madre pronto!-

Jimena empezó a hablar emocionada.

Pero esta vez, dijera lo que dijera, la expresión de Hector era tan indiferente como siempre.

Y yo miraba el teatro con calma, y cuando creía que era casi la hora, le dije, -Presidente Hector, te casarás con ella como el plan, yo solo quiero ser tu amante, y quedarme contigo, ¿de acuerdo?-

-¡Julieta! ¡Desvergonzada!-

¡Esta frase mía finalmente estimuló a Jimena!

Ella corrió hacia mí como loca, ¡quería pegarme!

¡Cuando estaba tratando de esconderme, de repente había una figura negra frente a mí!

Al levantar la vista, vi a Hector de pie entre Jimena y yo, de espaldas a mí y se enfrentaba a Jimena.

-Hector, tú, ¿la estás ayudando? ¿Has olvidado lo que hizo? Es tan intrigante, ¿y vas a ser engañado por ella? ¿Es cierto que es la consecuencia de una persona buena como yo?-

Jimena ya hablaba incoherentemente.

Me pregunté si ella realmente dijo que era simpática.

Tenía muchas ganas de que reírme de ella.

Siempre pensaba que porque éramos parientes, así que tenía que tener un límite final de todos modos, pero en este momento, descubrí que la persona simpática, incluso estúpida, no era ella.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Amor desgarrado