Amor desgarrado romance Capítulo 24

Capítulo 24: Gracias a Señor Vagara por llevar a mi esposa a casa

De repente sentí un poco de pánico, siempre había actuado como una persona invisible en la empresa, si él se sentaba, ¿no sería yo una enemiga pública de todos?

Resultó que cuando estaba preocupando, Yonatán se dio la vuelta y se sentó en la mesa vacía a mi lado.

Me dio una sonrisa de que -te entendí-.

Mi corazón se calentó un poco.

Por la tarde me quedé en la empresa, pero hoy no trabajé horas extras, sino que fui a ver a una cliente a las 5.

Acabé de llegar a la puerta de la empresa y vi a Yonatán conduciendo un coche deportivo blanco saludándome. Corrí hacia él, me dijo primero, -¿Vas a ver al cliente? Ven, te llevo allí-

En realidad, sabía que me estaba mintiendo, pero subí al coche.

Después de subir al auto, me quejé con él, -¿Por qué no me lo dijiste cuando viniste a nuestra empresa como gerente general?-

-¿Para qué te lo digo?- Yonatán conducía el auto y miraba hacia adelante, pero me dijo con una sonrisa, -No importa cuál sea mi puesto, tú eres siempre mi compañera menor de estudio-

Sus palabras eran muy cariñosas, sin ningún sentido de distancia.

Dentro de poco llegué a la comunidad que estaba de acuerdo con la clienta, me bajé del coche después de agradecerle, al ver el coche que se marchó, entré a la comunidad frente a mí.

El proyecto en el que estaba trabajando fue la decoración de una casa nueva para los novios, que perteneció a una pequeña estrella, Carla Vargas, que exigía muchísimo y mostraba mucho su importancia, y lo peor fue, que tuvo muchas fantasías irreales para esta casa.

Me gastaron más de tres horas en terminar esta comunicación cansada.

Cuando salí de la comunidad, vi el coche de Yonatán, que aún estaba parado en el lugar donde me bajé. El hombre estaba al lado del coche, apoyado contra la puerta, sosteniendo una tableta en la mano, escribiendo y dibujando.

Corrí y le pregunté, -¿No estarás esperando aquí todo el tiempo?-

Le eché un vistazo al dibujo de diseño en su tableta, y ya había dibujado la mayor parte. Hasta así, incluso para él, habría tardado al menos una hora y media.

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