Amor profundo: insaciable amante romance Capítulo 24

Vanesa suspiró levemente después de que colgar la llamada. Como no había otra cosa que hacer en casa, no le quedó de otra que ponerse a buscar el documento de Orlando.

Al encontrar el documento, bajó rápidamente con sus cosas. Como no quería llegar tarde, fue conduciendo a toda velocidad para la empresa, menos mal que no era la hora punta y había pocos semáforos en el camino. A pesar de eso, llegó cinco minutos tarde.

Vanesa llamó a Orlando para que mandara a su asistente coger el documento, pero éste se nego:

—Mi secretaria está preparando los materiales para la reunión y no tiene tiempo. ¡Llévamelo rápido! —gritó Orlando y colgó la llamada.

Vanesa trató de calmarse respirando profundamente para aguantar las ganas de tirar su documento a la basura, entró a la empresa, pensando que podría ser realmente urgente y no quería enfadarse con él por respeto a su abuelo.

El ascensor llegó rápidamente a la oficina de Orlando, el cual estaba en el piso diecinueve. Este no trabajaba en la sede central del Grupo Moya, sino que administraba una empresa sucursal por su cuenta como una prueba de Gerardo.

Tras un pitido, Vanesa llegó al piso, todo estaba en silencio y como la alfombra suave disminuía los ruidos, nadie sabía que ella había llegado.

Cuando Vanesa estaba a punto de llama ra la puerta de la oficina del presidente, oyó las risas de Orlando y la voz tímida de Melina saliendo de la rendija de la puerta.

Evidentemente, estas dos personas estaban vagando durante el horario laboral, haciendo que Vanesa arda en ira.

«¿Y dijo que tenía mucha prisa por la reunión? ¡Ja!»

Vanesa empujó la puerta con cara seria y le tiró el documento.

—El documento que necesitas.

—¡Ah! ¡Vanesa!

Melina, asustada, se bajó del cuerpo de Orlando y ordenó con pánico su falda que estaba levantada hasta la cintura.

—¿No sabes llamar a la puerta antes de entrar? —preguntó Orlando muy disgustado por la interrupción.

—¿Cómo iba a saber que estabas flirteando con tu amante en las horas de trabajo? —Vanesa lo refutó con voz fría.

—Vanesa, yo... —Melina habló con agravio, como si hubiera sido acosada por Vanesa.

«¡Ésta sí que es una hipócrita ejemplar!»

Vanesa se rio, sin más ganas de mirar a Melina, ella dijo a Orlando con frialdad:

—No me vuelvas a pedir que te traiga documentos, que no tengo tiempo. Por otro lado, puedes tener los romances que quieras, pero recuerda que estás en la empresa y el abuelo se decepcionaría si lo supiera.

Gerardo siempre había sido un abuelo cariñoso con Vanesa, por lo que, ella lo respetaba mucho. Le daba igual lo que hiciera Orlando y Melina, pero le advirtió a Orlando por el bien de Gerardo.

—¿Vuelves a amenazarme con el abuelo? —Orlando malinterpretó por completo las palabras de Vanesa y dijo—. Melina es mi secretaria.

Luego, Melina abrió la boca en el momento adecuado:

—Vanesa, lo siento. He oído la llamada y quería bajar para recogerlo, pero Orlando no me lo permitió diciendo que sería demasiado trabajo para mí bajar y subir, así que sería mejor que lo trajeras en persona.

«Vaya, ¿será demasiado cansado dar unos pasos desde la oficina hasta el ascensor? ¡Me están tomando el pelo!»

Vanesa no la miró, le fulminó a Orlando con una mirada feroz y se marchó.

—Vanesa, te acompaño —Melina la siguió apresuradamente.

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