Amor profundo: insaciable amante romance Capítulo 36

Vanesa no quería hablar mucho del tema de casamiento de Melina y contestó sonriendo falsa:

—Claro, lo tendré en cuenta.

Mercedes lo había mencionado por casualidad y después de oír la contestación de su hija, cambió de tema a Vanesa y Orlando.

—Vanesa, llevas más de un año casada con Orlando. ¿Cuándo queréis tener un bebé? —preguntó la madre.

Esta estaba esperando ansiosa la llegada de sus futuros nietos, por eso hoy quería persuadir a su hija.

—Aún somos demasiado jóvenes, no queremos el bebé por el momento.

Vanesa suspiró impotente en su interior, si supiera que Mercedes le habló de este tema, se habría subido.

—Ya tienes veinticuatro años y es la mejor edad para embarazarse. ¿La familia Moya no os ha dado prisa?

—El abuelo no ha dicho nada.

—El abuelo no lo dice por vergüenza y, por eso, te tengo que aconsejar como madre para que tengáis un bebé cuanto antes —Mercedes siguió convenciendo a su hija.

—Ya lo sé, mamá. Venga, no hablemos más de este tema, que me da vergüenza —dijo Vanesa cubriéndose la cara a propósito.

Su reacción daba mucha gracia a Mercedes y ésta puso una cara enfadada a propósito a su hija, pero por fin no dijo nada más.

Después de un buen rato, por preocuparse por los trabajos pendientes de la empresa, Vanesa dijo a Felipe:

—Papá, quiero preguntarte algo del trabajo.

—Madre mía, raras veces te quedas en casa, pero no me vas a acompañar, incluso quieres hablar con tu padre de cosas de la empresa —se quejó Mercedes descontenta.

—Ay, mamá, volveré con más frecuencia, no te pongas celosa. Además, tengo algo importante que hablar con papá, perdóname por esta vez, por favor —se disculpó Vanesa poniendo una carita de pena mientras abrazaba a Mercedes.

—Bueno, ve a hablar —Mercedes no era capaz de resistir los ataques cariñosos de su hija y tuvo que aceptarlo.

—¡Mamá, eres la mejor madre del mundo! —Vanesa dio un gran beso en la mano de Mercedes.

Luego, se fue con Felipe al estudio.

—¿Qué me quieres contar? —Felipe miró a su hija con cariño.

—Papá, ¿está surgiendo algún problema en la empresa? —Vanesa le preguntó seriamente.

—¿Por qué lo dices? —Felipe no esperaba que su hija lo preguntase tan de repente y devolvió la pregunta con calma.

—Papá, no me lo ocultes más, lo sé todo. Cuando fui a buscarte para comer, escuché sin querer tu llamada. Papá, ¿el problema es muy grave? —Vanesa tomó la mano de su padre preocupada.

—No te preocupes, puedo superarlo.

—¿De verdad? —Vanesa no se lo creía, porque había notado el ambiente extraño que reinaba en la empresa últimamente.

—Claro que sí, ¿cómo te voy a mentir?

Por el momento, el Grupo Cazalla todavía podía aguantar, porque Felipe era un hombre decidido y había sacrificado algunos proyectos para estabilizar la situación actual.

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