Anal en la oficina romance Capítulo 45

Ese día, como de costumbre, caminé por la calle hacia el trabajo y nada presagiaba problemas. Escuché el sonido del mensaje y miré al teléfono. Mi amiga escribió que una vez más rompió con su novio. La tranquilicé sin levantar la vista de la pantalla del teléfono. El diablo me empujó a hacerlo, de todos modos se separan y se reconcilian todos los días... En caso de emergencia, podría haberla llamado.

Ya había cruzado la acera cuando sentí una fuerte sacudida. Los gritos de la multitud que corría resonaban en la distancia. Todo flotaba ante mis ojos y la gente se duplicaba.

Solo se pudieron descifrar algunas frases.

“Siente el pulso.”

“No puedo sentir su respiración.”

“No la toques con las manos, solo puedes empeorarlo.”

Me acosté en medio de la acera y no sentí mi cuerpo. Mi cabeza palpitaba monótonamente y quería dormir como el infierno. Los párpados pesados ​​se cerraban lentamente y las manos y los pies eran de piedra.

Estaba arraigada al suelo.

“No dejes que cierre los ojos.”

Comprendí que no debía ceder a las ganas de dormir, no debía quedarme dormida, pero mi cerebro no me dejaba recuperar la conciencia. En mis pensamientos había una cosa: “Quiero ir a una cama suave y cálida, para cubrirme con un edredón. Para que mi madre me diera un beso de buenas noches en la frente y me deseara sueños agradables.”

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Anal en la oficina