Atrapada en la Venganza de un Millonario romance Capítulo 18

—¿Para eso te has ido de la casa como una fugitiva? — me reclama mientras la limusina nos lleva a la casa.

«No quiero responderle. No quiero mirarle...»

—¡Habla! — vuelve a exigir y no me queda más remedio que clavar mi mirada en la suya.

—¡Si! Me he ido porque no quiero volver a verte nunca más en mi vida. Supongo que estarás feliz de haber conseguido tu cometido antes del año, ¿no? Me has hecho más daño del que se le podría hacer a cualquier persona en un tiempo récord— replico y vuelvo apartar mi mirada de él.

—Sienna...— le escucho decirme con un hilo de voz.

—Entonces ni lo digas. No quiero saber nada de ti — replico de inmediato y me cruzo de brazos.

—Siento mucho lo del otro día —dice de repente y no puedo entender como puede ser tan hipócrita.

Decido mantenerme en silencio y simplemente voltear a mirarlo para dejarle saber que no creo ni una sola palabra de lo que me ha dicho.

—Me deje llevar por la rabia... por el dolor que me causo recordar lo de mi hermana...— intenta explicarse, pero sigo ignorándolo.

No hay nada que pueda decirme que haga perdonarle. Supongo que se ha dado cuenta porque guarda silencio el resto del camino.

—¡No te creo Lucas! Me habías dicho que no lo harías y terminaste haciéndolo. Tú no tienes idea de lo que sentí aquel día... no sólo me hiciste sentir lo peor que una mujer puede sentir; si no que me has roto por dentro ¿No te bastaba el haber hecho que Ramiro rompiera mi corazón? ¿Tenías que venir tú y romper lo poco que quedaba de mí? Tenía algo de fe en ti... Creía que quizás el rencor podía quedar atrás. Por momentos llegué a creer que me mirabas diferente, pero qué equivocada estaba... No eres más que un imbécil con aires de grandeza y alguien que cree que tiene el derecho de destruir a quien tiene a su alrededor. Tú dices que mi padre ha matado a tu hermana... bien, tú me has matado a mí y tendrás que vivir con ello. Espero que lo hayas disfrutado al menos —digo con muchísimo dolor y sin darle oportunidad a que me diga absolutamente nada.

Apenas la limusina estaciona en la entrada de la mansión, bajo de la misma a toda prisa y entro sin cruzar una palabra con nadie. Camino hacia la habitación y me meto cerrando la puerta con llave detrás de mí. Voy hasta el sofá y dejo que mi cuerpo caiga sobre el... no tengo ganas de nada... realmente me encantaría estar muerta; eso sería lo mejor...

El gran ventanal delante de mí me deja ver la naturaleza, el sol precioso que hay fuera, y un mundo de posibilidades que ya no existen para mí... Había imaginado una vida feliz junto a Ramiro; una vida que nunca existiría porque era todo un plan de Lucas. Había imaginado poder sobrellevar este año junto a él de la mejor manera posible, pero lo del otro día ha sido demasiado... En poco tiempo me han destruido de todas las maneras posibles. Ya no queda nada de aquella Sienna llena de ganas de vivir. Lo que soy ahora es tan solo un fantasma que apenas es capaz de levantarse cada mañana para poder intentar salvar a su padre, pero no lo resisto más.

Mi cabeza es un caos... solo quiero desaparecerme... No tengo mucho más que pensar... me levanto del sofá y voy hacia el baño. No creo que haya salida de esta situación. Sé que Sebas quiere ayudarme, pero Lucas no le dejara... él solo quiere vengarse... tiene rabia, y el verme con Sebastián solo ha empeorado las cosas... No quiero volver a vivir lo del otro día; no lo soportaría.

Sí, soy una cobarde. Sí, soy débil... si... le estoy dejando que su venganza sea tal cual él la ha planeado... si... estoy dejando que el filo de una cuchilla rompa las venas de mis muñecas. «Felicitaciones por tu venganza Lucas Sandonini, que la disfrutes.»

Mi alrededor se vuelve confuso... oscuro... no sé qué sucede ya...

Hay paz aquí... hay silencio... solo soy yo...

«Lo siento papá... después de todo no he podido salvarte.»

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