Atrapada en la Venganza de un Millonario romance Capítulo 3

Al día siguiente

Después de haber dormido más de lo usual, ya que anoche me acosté tardísimo, y de haber pasado un domingo relajado en casa; es hora de alistarme para la cena con Lucas. Elijo un conjunto compuesto por una falda corta color blanca y blusa de tirantes pegada al cuerpo del mismo color y una americana color negro con detalles en blanco y zapatos de tacón haciendo juego. Busco mi bolso favorito de Prada que combina, y me aseguro de que mi cabello castaño claro caiga adecuadamente en ondas por encima de mis hombros.

—Perfecta. —me digo a mí misma frente al espejo y salgo de la habitación.

Bajo la escalera y me despido de mi padre quien está leyendo un libro en el salón principal de la mansión. —¿Saldrás? — me pregunta con una tímida sonrisa.

—Si padre, iré a cenar con unas amigas. — miento.

« Supongo que no le gustará la idea de que vaya a cenar con quien será su socio».

—Cuídate. — me pide como siempre y le lanzo un beso a la distancia.

—¡Te quiero padre!—digo sonriente y salgo de la casa.

Subo a mi Audi R8 color rojo, y emprendo camino rumbo al restaurante donde me ha citado Lucas.

“La Savina Medittaranean Grill”, es el restaurante que ha escogido y vaya que este hombre si sabe dónde ir a cenar. Se trata nada más ni nada menos del restaurante más lujoso de Miami y está ubicado en el corazón de South Beach. Ya había estado aquí antes y me encanta, está inspirado en la isla española Formentera y la comida es increíble, sin mencionar que la decoración es de un gusto exquisito.

Entró en el área de valet parking, y una vez que el hombre que trabaja allí me abre la puerta, bajó del auto. — ¿Apellido por favor? — me pregunta para escribirlo en el papel del valet.

—Di Marco.— digo y le sonrió.

—Muchas gracias señorita Di Marco, bienvenida a La Savina.—dice amable y me mira un poco más de lo debido, pero no me molesta.

—Gracias.— respondo y camino hacia la entrada.

—Buenas noches, ¿Tiene reservación? —me pregunta la hostess del restaurante al llegar.

—El señor Sandonini me está esperando.—le dejo saber y ella sonríe.

—Marc, ¿Podrías llevar a la señorita Di Marco a la mesa del señor Sandonini? por favor— le pide al joven de cabello rubio que está a su lado y el asiente.

—Por aquí por favor. —me dice y lo sigo hasta que lo veo a él.

Se ve guapísimo. Camisa negra con sus primeros dos botones desabrochados, mangas remangadas hasta los codos y pantalón de vestir haciendo juego. Sus ojos azules me miran sin tregua y esboza una sonrisa amplia cuando me detengo a su lado.

—Buona notte bella.— dice con su exquisito acento y se pone de pie para darme dos besos.

—Buenas noches. —digo sonriente y vaya que huele exquisito. Podría reconocer ese perfume a miles de kilómetros; Invictus de Paco Rabanne.

—Permíteme. — dice y aparta la silla opuesta a él para que me siente. — Luces hermosísima. — comenta en lo que parece casi un susurro mientras tomo asiento; es increíble lo nerviosa que me pone su voz. Jamás me había ocurrido algo así antes.

—Muchas gracias. — logro decir sonriente y lo observo sentarse frente a mí. Debería ser prohibido que un hombre sea tan guapo y mucho más que huela así.

—¿Champagne? ¿Vino? ¿O un cóctel? — me pregunta sin dejar de mirarme.

—Champagne.—respondo firme y sonríe.

—Mujer con gustos exquisitos. — comenta y tengo la sensación de que hay mucho doble sentido en su frase.

—Lo has dicho tú.—replico de inmediato y sin apartar mi mirada de la suya.

El mesero se acerca a nosotros y se presenta; su nombre es Paul. —Paul, tráenos el mejor champagne que tengan. — le pide y Paul asiente.

—¿Me has invitado a cenar para presumir que eres millonario?— me atrevo a preguntar con una sonrisa sarcástica en mi rostro.

El niega y sonríe. —No, pero antes de que te diga para que te he invitado a cenar, elige tu cena. — dice con su mirada clavada en mí y haciéndome la que no me importa, hago lo que pide. No le dejare intimidarme.

Busco mi platillo y una vez que Paul regresa ordenamos la comida.

—Te escucho. —digo sentándome mejor para prestarle atención mientras me sirve una copa de champagne y me la entrega.

—Quiero que hablemos de negocios. — sentencia mientras sus ojos azules se fijan en los míos grises.

—Eso deberías hablarlo con mi padre.— le dejó saber y bebo un sorbo de champagne.

—Esto es otro tipo de negocio.— responde firme y con una sarcástica sonrisa.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Atrapada en la Venganza de un Millonario