Atrapada en la Venganza de un Millonario romance Capítulo 33

Lunes nuevamente, y con ello mi regreso a la oficina. Durante el fin de semana, he hablado con mi padre al respecto de la posibilidad de que yo fuese a buscar un trabajo fuera de su empresa. Obviamente no le he dicho que sería en la empresa de Raúl Sandoval, ni los motivos reales, tan sólo que necesitaba hacerme mi propio camino y como siempre, él ha dicho que me apoyaría en cualquiera que fuera mi decisión.

Camino por los pasillos de la empresa y no puedo dejar de pensar que realmente mi padre es muy considerado conmigo en algunos asuntos. Creo que de alguna manera me las he apañado muy bien para convencerle de mi falso mensaje de "necesito que me dejes ser."

El rumbo de mis pensamientos cambia inmediatamente cuando llego frente a la puerta de la que es mi oficina con Lucas. No hemos vuelto a hablar desde el beso que nos hemos dado el sábado, y no sé muy bien que ha significado su silencio, ¿acaso ha decidido dejarlo todo atrás? O ¿es que no me ha querido molestar?

Abro la puerta de la oficina y tomo el valor para entrar intentando mantener mi pose de "tengo todo bajo control" pero, todo cambia cuando al llegar a mi escritorio, veo un gran ramo de rosas rojas dentro de un precioso florero de cristal.

Él apenas me mira y sólo pretende seguir trabajando en su computadora. Observo la pequeña tarjeta que hay entre las rosas y la abro.

"Gracias por permitirme besarte. El sabor de tus labios es un elixir."

Sonrió como una idiota al ver su nota, y ni hablar de lo que comienzo a sentir en estos momentos cuando él se pone de pie y se acerca a mí.

Mis caderas están apoyadas sobre mi escritorio, y él analiza si el acercarse más es correcto. No digo nada, sólo lo veo pararse frente a mí y apoyar sus manos a cada lado de mi cuerpo sobre el escritorio. —¿Te has arrepentido del beso que nos hemos dado? — me pregunta y su voz eriza mi piel.

Niego con mi cabeza y muerdo mis labios. —No, no me arrepiento. Creo que es la primera vez que he sentido que me has besado con...—

—¿Amor? — Intercede y asiento.

—Sí— afirmo.

Él me sonríe — me ha costado mucho el no besarte así antes. He sido un imbécil por dejar que el odio me ganase... Sé que no hay marcha atrás, pero realmente quiero pedirte perdón nuevamente — me dice y una de sus manos acaricia mi rostro suavemente.

—Ya, no quiero volver a hablar de eso. Quiero intentar olvidar, aunque, no sé si sea fácil— confieso.

—Lo sé, y no sabes las ganas que tengo de regresar el tiempo. — dice con angustia.

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