Atrapada en la Venganza de un Millonario romance Capítulo 92

[OCHO SEMANAS DESPUÉS]

Parece ser que después de aquel almuerzo donde todas las verdades salieron a la luz, las cosas han cambiado demasiado. Por una parte, mi padre ha convencido a Alejandro de que no se fuera a New York y ahora están recuperando el tiempo que han perdido como padre e hijo. Alejandro se ha mudado a casa de mi padre y después de presentar su dimisión a la DEA y hacer entrega de las acciones de lo que ahora son los pedazos de Sandoval Enterprises a sus medios hermanos, decidió aceptar la oferta de mi padre y trabajar con él.

Por mi parte he estado dividiendo mis tiempos entre mis sueños, el trabajo y los preparativos de la boda. Lucas y yo hemos estado conversando muchísimo acerca de nuestro futuro y a pesar de que mi idea era mudarnos a Italia y empezar de cero, él me ha dado motivos demasiado buenos para quedarnos en Miami.

Por un lado, me ha propuesto que dé inicio a mi sueño de convertirme en diseñadora de modas y tener mi propia línea de vestidos de gala. Han sido noches de largas conversaciones entre sábanas donde entre un beso y otro, él me ha propuesto que como la empresa de mi padre y la de su familia siguieran trabajando y él es el nexo entre las dos, sumado a la presencia de Alejandro en la naviera, yo podría dedicarme cien por ciento a mi propio proyecto con su apoyo obviamente.

Por otra parte, nuestra ida a Italia ya no sería algo necesario para que sus padres puedan disfrutar de sus nietos, ya que Laura y Carlo han decidido pasar mitad del año en Venecia y venir en los meses de invierno a Miami para poder pasar tiempo con sus nietos a los cuales hemos decidido llamar Vera y Leandro. En mi memoria, aún está guardada la cara de Lucas al enterarse que tendríamos una niña y un niño, estaba más feliz que nunca y yo, bueno, yo no me quede atrás.

—Bella, ya llegué — le escucho decirme y de inmediato dejo mi lápiz sobre mi mesa de diseño y volteo.

Verle sonreír definitivamente es de lo más hermoso del universo. Me intento levantar de la silla rápidamente, pero mis 17 semanas de embarazo parecen estar pasándome la cuenta ya que cada día que pasa me hace sentir más pesada. — ¿cómo te ha ido? — le pregunto en medio de mi travesía y el verle riéndose me contagia –¡Ey! ¡Qué no es fácil tener que hacer nuevos cálculos de mi cuerpo cada semana! — Bromeo ya que hay muchas veces que me doy cuenta de que ya hay ciertos movimientos que no me son tan fáciles de hacer a causa de mi creciente barriga.

Él toma mi rostro con delicadeza, me besa castamente y se sonríe —lo siento — dice bajito y acaricia mi rostro –respondiendo a tu pregunta, me ha ido bien, hemos cerrado unos contratos importantes y recién he dejado a tu hermano en el puerto. –

— ¿En el puerto? ¿Y eso? — pregunto totalmente confundida.

Él encoge sus hombros sin apartar sus ojos de los míos –No lo sé, recibió una llamada de Martin Miller, ya sabes su exjefe y me ha pedido que lo llevara al puerto porque debía ir a Barbados de manera urgente — me explica y esto sí que no me lo esperaba.

—¿Barbados? Pero... ¿si vendrá a la boda? Es en tres días — cuestiono en medio de mi confusión.

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