Bebé por Contrato (COMPLETO) romance Capítulo 29

Me sumerjo en mi grande cama, estoy fastidiada. ¿Cómo se atreve a decirme que estoy celosa? ¿COMO? Doy unas vueltas en la cama, para poder encontrar una posición para poder dormir. No sé que pasa allá bajo y tampoco quiero saberlo. Bueno, en realidad si quiero, me llerve la sangre por saber que están haciendo esos dos.

—¿Y tienes pareja?—escucho decir a Barry, seguido con una risa tonta de Liz.

—No, nada importante—susurra Liz.

—Vaya...

Sí, vaya. Liz es muy guapa, supongo que le sorprende que no tengo novio, ajá.

—No a llegado el indicado

—por dios Liz, tú ni virgen eres.

Veo como dos rostros sorprendidos por mis palabras me miran expectantes. No lo pensé, lo dije.

—Kelly—dice cautelosa Liz.

—Perdón, sólo era una broma—río, Barry me mira sin entender nada, pero no sé si es por lo que dije o por la razón de porque estoy aquí, sin embargo hago caso omiso a éstos dos y paso a la cocina y tomo uno de los vasos del estante. Saco la leche de la nevera y me sirvo una poca, me la tomo lentamente y echo el vaso en el fregadero. Los miro y sonrío.

—Hasta mañana, que descansen—echo un vistazo rápido a la cocina, ya no hay platos en la barra más que copas con vino y la respectiva botella, están sentados frente a frente y las luces están tenues, súper bonita su velada de enamorados.

Salgo victoriosa de la cocina y me largo. Me meto en la cama y forzó a mis ojos cerrarse.

—Despierta—la voz de Luz me saca de trance.

—¿Que pasa? Quiero dormir más...

—Por dios Kelly, tu marido es un ángel,¿cómo no lo amas?—dice ella emocionada.

—Eres estúpida—gruño devolviéndome en la cama.

—No, no lo soy. Ayer nos quedamos charlando toda la noche, que lástima que no te quedaras con nosotros.

—Tenía sueño—miento, en realidad no quería dormirme pero tuve que hacerlo porque estaba muy enfadada.

—¡Ya levanta ese culo de mastodonte!—Liz me sujeta del tobillo y me arrastra hasta la orilla de la cama.

—¡Dejame!—chillo asustada, ella quiere tirarme de la cama, sé muy bien sus intenciones—¡Estoy embarazada, estúpida!—automáticamente me suelta.

—¿Pero qué... Diablos?—su mirada es penetrante, pero no me asusta.

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