Besos de un infiel romance Capítulo 7

Sebastián

Un fuerte dolor me cala el pecho, la angustia me invade y el sentimiento de culpa no me deja en paz. La imagen de Jessy sollozando, sus ojitos cristalizados y su mirada llena de dolor y rencor me destruye.

Abandono el auto para entrar al hotel donde pasare la noche, no puedo creer que dormiré en un maldito hotel, estando lejos de mis dos mujeres.

Cuando llego a la habitación me lleno de soledad, se siente frio y vacío este cuarto, me desahogo de la ropa adentrándome al baño, todo es pulcro y reluciente, el olor a limpio me recuerda a casa. Jessy siempre a sido muy ordenada, se desespera con el desorden y tiene cierta fascinación por los olores suaves.

Jessy.

Mi Jessy.

La vista se me nubla con su recuerdo y me maldigo mil veces por haber caído con Vanessa, debí echarla de inmediato de mi oficina, no seguirle su maldito juego porque eso fue, un juego.

Ella lo planeo y la maldita me lo confesó antes de salir de mi oficina.

“— El que me la hace, me la paga. —susurro en mi oído— Tienes una verga muy rica y será un placer comentar que caíste a mis pies.”

Todo era un plan por haberla rechazado.

Estaba enferma, como podía haber llamado a mi esposa para que nos viera. ¿Cómo mierda me la folle? Le propino un golpe a la muralla del baño, los nudillos me arden, al segundo golpe veo sangre, pero no me detengo, mi mente se niega a pensar y la imagen de Jessy llorando me arde el pecho, ella no merecía esta mierda.

Engañe a mi esposa, mi familia esta colgando de un hilo y todo es mi culpa.

El agua fría moja mi rostro mezclándose con mis lágrimas, los ojos me arden al igual que el pecho, pensar en que Jessy me desespera de una manera irracional.

“—Te voy a pedir que tomes todas tus cosas y te vayas de mi casa porque aquí no te quiero volver a ver. ”

Sus palabras se repiten en mi mente.

Ella no puede dejarme, maldita sea no puedo perderla.

Le propino otro golpe a la muralla y caigo rendido en la ducha. Jessy no va a dejarme, ella me perdonara, lo se porque yo no volveré a cometer el mismo error.

Solo fue eso, un error. Vanessa no me interesa en lo absoluto, fue un momento de decaída, ni yo mismo me entendí cuando la deje ir más allá, no tengo justificación, pero ella no me interesa como si lo hace mi mujer, mi esposa.

El corazón se me acelera cuando la veo, la primera vez que la vi me sudaron las manos y me sentía ansioso de hablar con ella, quería que su atención me la diera completamente a mí.

Y eso fue lo que decía mamá.

“Cuando la veas no querrás soltarla, cuando te enamores solo vas a querer su atención, su amor y querer besarla solo a ella.”

Todo eso me pasaba con Jessy y esas tonterías que me dijo en la oficina que su cuerpo había cambiado para mi era indiferente, ella me fascina, me vuelve loco, sus curvas con el embarazo habían aumentado haciéndome salivar cada vez que la veía dormir a mi lado, como sus labios se entreabrían susurrando cosas sin sentidos, mechones de cabellos cayendo sobre su rostro y las mejillas teñidas de rojo haciéndola adorable me aceleraban el corazón de una manera inexplicable.

Paso un largo rato en la ducha hasta que mi cuerpo tiembla y los dientes me castañean de frio, me pongo de pie saliendo con una toalla enrollada en la cadera. Me seco el cuerpo en el cuarto colocándome un pantalón chandal y una camiseta de algodón, me tumbo en la cama y sigo sintiendo un poco de frio recordando los brazos de mi mujer, sus dedos acariciando mi cabello, me es inevitable que se junten las lagrimas en mis ojos, estoy aburrido de llorar pero me da terror perder a Jessy, dejar de verla cada mañana, escuchar su voz llamando mi nombre y hacerla mía.

Tengo que recuperarla hacerla entender que Vanessa no fue nada, que nuestros siete años valen demasiado para que un error como el mío lo rompa todo.

Extraño a mi hija, no la vi esta mañana, no escuche su emocionante grito por la tarde al llegar a casa, pero me alegra que no estuviera presente con todo lo que paso, si mi hija me hubiese visto prefería morir, no podría mirarla a sus precisos ojos porque la culpa me comería vivo.

Son casi las dos de la mañana y pienso en su beso de buenas noches, será la primera vez que no vaya a su cuarto por la noche y la idea de que no sea la primera vez y haya muchas más, me desespera.

¿Qué estará haciendo Jessy?

Mis dedos pican para llamarla, pero sé que no seria correcto, no se veía bien y no quiero seguir molestándola, lo mejor será explicarle mañana todo lo que paso con Vanessa, su insistencia, mi rechazo y su trampa.

Veo el mensaje que la maldita le envió a Jessy y apretó el celular en mis manos, la odio por hacer esto y me quedo pensando en que mierda voy a hacer para recuperar a Jessy.

Despierto al otro día con una horrible jaqueca y no despertar con Jessy a mi lado haciéndome volver a la odiosa realidad me pone de malhumor, a las siete y media salgo del hotel sin haber probado bocado. Dejo la habitación pagada para no regresar en la tarde porque tengo que hacer que Jessy me deje volver a casa y hablar de todo lo ocurrido más tranquilos.

No tardo mucho en llegar al trabajo, espero no cruzarme con la malnacida de Vanessa, pero al entrar al edificio es como si me arrojaran un maldito balde de agua fría.

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