Boda bajo un contrato romance Capítulo 2

Lucrecia pensó que era un automóvil común y corriente pero cuando ve una gran limosina parqueada frente a su casa, en el garaje de su humilde casa, mira que la puerta de limosina se abre, y frente a sus ojos un galán atractivo de ropa fina, de físico perfecto, de barba perfecta y ordenada, con un aroma que hace suspirar desde el primer momento que el da un paso, su reloj fino, su cabello muy ordenado un rubio guapo con esos ojos celeste, con piquete de aquellos que se acercan y por supuesto notas que huelen a puro dinero, en sus manos lleva un collar de perlas, hermoso.

Los ojos de la rubia con el rubio son ojos irresistibles, la manera en que se miran es como el imán de una nueva atracción.

La piel de ambos se eriza, es una conexión tremenda, no necesitan usar palabras para decirte ¨oye me das miedo, pero quisiera arrancarte la blusa, mujer prohibida´´.

Los pensamientos del rubio son ´´Que mujer tan bella, es la rubia con la quisiera casarme en mi vida¨, es rubia igual que yo, es perfecta, a puesto que yo le daría amor y placer, que su prometido´´.

Los pensamientos de la rubia son ´´No, rayos hoy me caso con Julio y estoy viendo a este galán, que esta guapo, esa mirada me mata, cuando Julio me vio de esa forma ni cuando éramos novios, rayos, quisiera quitarle esa corbata, pero no puedo¨. ´´lucrecia concéntrate no puedes enamorarte de el rubio rico´´.

—Señorita aquí esta su vestido de boda sano y salvo —le dice el rubio mientras en su rostro se dibuja una sonrisa pícara.

—Que bello quedo el vestido de boda, mil gracias —responde Lucrecia agarrando el vestido de boda, haciendo su primer contacto de roce de manos.

—La verdad es que es un vestido de boda muy hermoso, para que lo luzca esta tarde, según tengo entendido se casa hoy a las 5 de la tarde, debe estar muy exhausta —le dice el rubio.

Por un accidente se dio el roce de manos cuando ella agarro el vestido, sin querer, las manos de ambos se rosaron, hizo deslumbrar a la rubia en ese momento, y el brillo del rubio ojos celestes, a ambos les palpita el corazón a mil por hora, sus ojos son como que si fueran abiertos, una sensación recorre el cuerpo de ambos haciendo que se admiraran viéndose a los ojos, el rubio se queda parado y no se va, lo cual le pone muy nerviosa a la rubia.

—¿Qué pasa? —Pregunta la rubia soltando un suspiro contenido desde hace unos segundos atrás.

—Le falta pagar mil dólares por el vestido este dia, y si no los paga hoy no podrá ponérselo en la boda —responde el rubio.

—Pensé que su prometido ya había dejado ese dinero a la personas que nos atendió cuando Lucrecia se lo Probo por segunda vez —responde Lupe.

—El nos dijo que si ya estaba pagado el vestido de boda y resulta que no esta pagado no entiendo —responde Raquel frunciendo el ceño.

—Lo lamento en el tiquete dice que le falta pagar el vestido —dice el rubio mirando a la rubia de una forma especial.

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