Boda bajo un contrato romance Capítulo 33

La sala de la mansión se vuelve tenso, al igual que los hombres de la rubia Lucrecia, mas cuando Héctor le toma de la cintura e intenta besarla, pero ella se hace para atrás, y el pierde el equilibro y cae encima de ella Gabriel no para de reír, y Gabriel en vez de ayudar, no lo hace.

—Con que le quemas la pata a mi primo, esto si es el colmo, nena, bien escondido te lo tenías —dice Gabriel.

—No te apresures Amor mío, pueda que el este borracho e intente querer hacer algo con ella, no creo que ella sea el tipo de persona que quiera comerse a ese chico —dice la joven que esta con Gabriel.

—Tu la regaste en todo —dice Gabriel.

—No seas cínico, ayúdame mejor, no lo soporto quítate —dice Lucrecia empujándole a Héctor, para que sea haga para atrás.

En ese momento todo se complica cuando entra Jeff a la sala.

—Amor quería saber si —Su voz se pausa, cuando ve encima a Héctor de Lucrecia, eso de verlos cerca lo mata de celos.

—Quítate —dice Lucrecia.

—¿Qué rayos haces con mi esposa? —Pregunta Jeff mientras lo quita de encima de Lucrecia.

—Es tan bella, que admito que me enamore de tu mujer —dice Héctor.

—Es mi mujer y es mía, olvídalo, tu no eres bienvenido aquí y menos si me la quieres robar, Lucrecia es mi esposa, te quedo claro o te hago un mapa para que entiendas —dice Jeff con molestia.

—Coste que mi primo llamo para venir a ver que ondas contigo, y los encuentro allí todos acaramelados —Agrega Gabriel.

—No exageres —dice la joven que acompaña a Gabriel.

—¿El te beso? —Pregunto Jeff.

—No, solo se tomo una copas de vodka y pues arruino todo, ahora esta borracho, y quiso hacer cosas conmigo, pero no me beso, aparte si quería hacerlo el, le hubiera pegado —dice Lucrecia.

—Noooo —dice Héctor con voz de borracho.

—Estas despedido como tutor —dice Jeff.

—Tiene razón, si no te controlas, terminare pidiendo otro tutor de 50 años, que hará las cosas bien con mis clases, no como tu, que solo buscas cosas raras, conmigo, ya solo porque estoy vulnerable, y estaba sola, es que no puedo ser su obsesión siempre —dice Lucrecia.

—Lo siento perdón, me calmare —dice Héctor.

Michelle hace su intervención.

—Hola ¿Qué paso aquí?, señor Héctor, ¿Qué hace en el piso? —Pregunta Michelle.

—Tuve un mal dia —dice Héctor.

—Lo lamento —dice Michelle, recogiéndolo del piso.

—Gracias —dice Héctor.

—acompáñame le ayudare —dice Michelle, mientras el mira a Lucrecia.

—Y encontraras a esa chica con la que se desviva por ti, pero esa no soy yo—dice Lucrecia.

Antes de que Héctor y Michelle se fueran caminando alguien aparece por detrás corriendo y agitada, una joven ojos cafés y cabello castaño, pero con unos colochos muy hermosos.

—Madre tengo malas noticias, La universidad me dio de baja por que ya no page mis estudios, y ahora moriré, se que apenas ayer te contrataron, no hay forma que te den dinero por adelantado, es que me dan 2 días más, o esta vez me sacaran de la Universidad, por el momento solo estoy suspendida —dice la joven con ojos tristes, mientras Héctor no demora en sonreírle a la chica.

La joven se le queda viendo con ojos abiertos, y ambas miradas se chocan, y al parecer ambos tuvieron química.

—Ya veremos cómo arreglamos esto hija —le dice Michelle ha su hija Samanta quien esta perdida en los ojos de Héctor.

—Me llamo samanta, ¿Y tu guapo? —Pregunta la joven sin dudar.

—Héctor, así me llamo, y que bonito nombre —responde el mirándola a los ojos.

—Estas borracho, oye, se me hace que no tienes novia, y se nota que no hay quien te ame, peor tu y yo podemos ser amigos, se nota que eres de pocos amigos —dice Samanta confianzuda agarrándole del brazo.

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