Cállate/Cállame BL romance Capítulo 14

El plan era sencillo, ahora que todos sus hombres estaban inconscientes nosotros podíamos hacer lo que quisiéramos con aquel sujeto, podía ver el temor en sus ojos, algo que incrementó cuando mencionamos al omega. Para él no fue difícil darse cuenta de quienes en verdad éramos, supongo que al estar relacionado con aquellos sujetos les advirtieron sobre nosotros.

Ahora el sujeto no parecía tan valiente como en un principio demostraba ser, su voz temblaba un poco y ya no estaba sentado, más bien se levantó de su asiento tropezando con la silla de una forma lamentable, ahora mismo todo el respeto que le tenía desapareció, creí que sería más valiente, llegué incluso a pensar que sería un sujeto peligroso, pero por el modo en la que se comporta, me hace creer que es un sujeto muy lamentable.

–Podemos hablar por las buenas, o por las malas– comenté acercándome a él, haciéndolo chocar contra la pared, podía ver como sus piernas temblaban del miedo, sin duda parecía aterrado.

Allan, por otro lado, recogió la silla que antes tiró el bastardo asustadizo cuando tropezó con ella, de esta manera podía esperar pacientemente y descansar a medida que yo me encargaba de la situación.

Sabía que no tenía mayor dificultad esta tarea, así que, tras estampar mi rodilla contra el vientre de aquel sujeto, me acerqué a Allan con tal de ponerme a su lado, viendo como el bastardo asustadizo se encontraba en cuatro en el suelo tratando de respirar, parecía que mi golpe lo había dejado sin aliento.

–Habla de una vez, no tengo todo el día– exigí logrando que aquel bastardo levantara la mirada.

–¿Qué te ofrecieron ellos? –preguntó Allan– si colaboras, podríamos ayudarte a salir– proponía haciéndome sonreír, estaba claro que no era verdad, pero decidí seguirle el juego.

–No puedo salir…–dijo con dificultad, abrazándose el vientre–ellos sabrían que los ayudé y…

–¿Y qué hay de poder? Tienes varios lujos aquí dentro ¿Qué tal si te damos más libertad? Traer a omegas, tener un lugar más decente, tu propia habitación exclusiva– sugerí viendo como parecía tentado por la idea.

–¿Cómo sé que lo harán? –preguntó.

Allan soltó un bufido antes de activar la pantalla holográfica de su reloj junto a un teclado en donde activó algunos accesos e incluso hizo algunos movimientos dejándole ver al bastardo la cantidad de dinero que se le entregaría, incluso los permisos que le daríamos.

–Con un botón puedo concederte muchas cosas– habló Allan, ambos podíamos ver como el idiota parecía muy tentado, me daba lástima su incredulidad.

–El omega está en una suite, hay muchos sujetos cuidando los puntos en donde ustedes, los agentes, podrían entrar– nos informaba– no sé demasiado sobre las razones de su secuestro, pero por lo que se rumoreaba, el jefe planeaba vender su cuerpo, hay muchos adinerados que están dispuestos a participar en la subasta.

–¿Subasta? –dijimos a la vez.

–Sí, hay una página exclusiva para comprar tu boleto, es cuidada por hackers, así que, si un agente intenta entrar, será detectado por ellos– agregó.

–Hm…–solté pensando, eso explicaría por qué aún no lo han matado– ¿Cuál es el nombre de la página? –pregunté.

–Primero el botón– dijo refiriéndose al botón que le daría todos esos lujos que mencionamos.

–No estás en posición de pedir nada–le dije sentándome sobre las piernas de Allan– por un momento pensaba darte todo sin restricciones, pero ahora me estás sacando de quicio.

–Puedo llevarte allí– decía, tratando de convencerme– será dentro de tres semanas, pero si no recibo mi pago, entonces olvídate de toda la información que podrías ganar conmigo– me amenazaba, algo que me hizo reír.

Allan planeaba comentar algo, sin embargo, apegué mi trasero contra su entrepierna notando como su cuerpo se ponía rígido, incluso guardó silencio casi recibiendo mi acción como un “cállate”. En mis planes no estaba callarlo, más bien sólo quería ver qué clase de reacciones tendría si hacía esto.

–Ya me has dicho suficiente– le dije al sujeto levantándome de las piernas de Allan– pero no sé si es verdad, así que…–fui diciendo, poniéndome de cuclillas para estar de su tamaño–me quedaré un día, investigaré si lo que me dices es cierto, incluso te daré el poder que te ofrecimos, sin embargo, si resulta ser falso, me aseguraré de que tu reputación en este sitio disminuya a cero ¿Y quién sabe? Quizás te conviertas en la novia de todos estos hombres– agregué viendo como sus ojos me miraban con sorpresa.

Dicho esto, me alejé con Allan detrás de mí, ahora necesitábamos dos computadoras, algo que los guardias no tardaron en entregarnos. Ahora no tenía tiempo para jugar con los otros reclusos, así que nos encerramos en nuestra celda y ambos nos concentramos en encontrar aquella suite.

Hay muchas, pero necesitábamos saber cuál estaba siendo custodiada, incluso Allan trataba de encontrar la página web que aquel bastardo asustadizo nombró. Pasamos varias horas allí investigando, el número de suites logré disminuirlo a tres, por tanto, me puse en contacto con un sujeto que disminuiría ese número a “uno”, pero debía esperar una hora.

Allan, por otro lado, seguía tratando de encontrar la página, hasta ahora entró en muchas páginas ilegales de diversas cosas muy morbosas, pero no encontraba ninguna que estuviese relacionada con el omega que estábamos buscando.

Se veía tan sexy recostado en la cama, con la espalda apoyada en la pared y con la computadora en sus piernas que, no pude evitar pensar en molestarlo, él se veía muy concentrado, sé que no debería pensar en interrumpirlo, pero siendo sinceros, no me conviene que él encuentre esa página, de hecho, necesito retrasarlo como al resto de mis compañeros, ahora que trabajo solo, la recompensa sería toda mía.

Si llegase a conseguir la recompensa, lo primero que haré será comprarme la casa de campo que deseo, sería un buen escondite para encontrarme con él durante aquellos días donde no tenemos trabajo, aunque, al mismo tiempo, me gusta mucho la caravana, sé que es pequeña, además que es suya, pero cuando me quedo allí me siento muy a gusto.

–¿Allan el terreno que usas para ocultar la caravana es tuyo? –pregunté sentándome sobre sus piernas otra vez.

–Sí ¿por qué? –preguntó sin despegar su vista de la pantalla de su computadora.

–¿Cuánto quieres por ella? –pregunté como respuesta, viendo cómo se desconcertaba con mi pregunta.

–Ahora que sé que la quieres, jamás la venderé– me respondió mirándome a los ojos durante un instante para seguir con su trabajo.

–Bueno, cuando nos casemos ese sitio será mío– bromeaba, viendo como sus labios rápidamente curvaban una sonrisa.

–Nos casaremos con bienes separados– dijo con tal de no concederme el deseo de tener ese lugar.

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