Al día siguiente, Julio se sentó en su escritorio con el certificado de divorcio sobre la mesa.
Lo miró un momento y lo tiró a la papelera.
En ese momento, Félix se acercó y dijo respetuosamente,
—Sr. Sainz, el presidente del Grupo Tridente le ha llamado.
¿El padre de Sara?
Julio se recompuso y cogió el teléfono fijo:
—Tío Arturo.
Un hombre de mediana edad con voz ronca estaba al otro lado de la línea:
—Julio, ¿ha sido Sara bastante obediente en tu casa estos últimos días? Últimamente no he tenido tiempo de visitarla, así que tu tía ha ido a aliviar su aburrimiento. Temía que se quejara.
La voz de Julio era firme:
—Tío, no te preocupes, Sara se está recuperando bien estos días y mi madre suele pasar tiempo con ella.
—Oh, eso es bueno —Arturo preguntó tímidamente:
—He oído algo. Dicen que el accidente de coche de Sara de hace seis años está relacionado con tu ex mujer. Ayer la madre de Sara fue a ver a Sara y le hizo algunas preguntas, pero Sara se ha mostrado evasiva. Julio, ¿sabes qué está pasando?
Julio se quedó atónito y frunció los labios, sin responder inmediatamente.
—Julio, ¿me estás escuchando?
Después de un rato, Julio frunció el ceño:
—Ese accidente de coche... sí tuvo que ver con Octavia.
Arturo entonó:
—Como sabes, Sara, mi querida niña. El accidente de hace seis años casi nos aplasta a tu tía y a mí. La primera persona que Sara vio al despertar fuiste tú, lo que demuestra lo mucho que siente por ti. En cuanto a tu ex mujer o Sara, creo que sabes muy bien quién es más importante.
Julio bajó los ojos:
—Sí.
La persona al otro lado del teléfono parecía satisfecha:
—Julio, estoy seguro de que serás la persona más digna en la que Sara pueda confiar.
Colgando el teléfono, Julio reflexionó un momento.
Después de un rato, llamó a Félix:
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