Carta Voladora Romance romance Capítulo 3

Iker Pliego era su amigo de la infancia, el típico niño rico.

Iker preguntó tímidamente:

—¿Realmente lo has decidido?

—Nunca he estado más despierta —Octavia había estado sonriendo desde que salió.

Era delicada y hermosa, y cuando sonreía, era como si los años de penumbra se hubieran disipado y se volviera más brillante.

Iker suspiró:

—Pensé que no podrías pensar con claridad el resto de tu vida. He estado muy preocupado por ti durante los últimos seis años. ¿Por qué te enamoras de esa escoria?

Octavia asintió:

—Sí, ¡cómo pude ser tan estúpida!

—Por suerte, no has entrado en razón demasiado tarde. Otros seis años de esto y serías una anciana —Iker continuó bromeando:

—Pensaba que si te echaban cuando fueras vieja, me casaría contigo a regañadientes como compañera. Al menos, somos novios de la infancia.

Octavia le dirigió una mirada fría:

—Por favor, cállate.

—Por cierto, aquí están los papeles del divorcio que me pediste que preparara. Echa un vistazo.

Cogiendo la pila de papeles, Octavia los hojeó:

—No voy a coger nada de Julio. No le debo nada entonces, y no le deberé nada en el futuro.

No dudó en escribir su nombre.

Al ver lo decidida que estaba, Iker no pudo evitar reírse:

—Qué bien, no te andas con rodeos.

Octavia guardó el bolígrafo y enarcó ligeramente una ceja:

—Vamos al Hospital Fairmont.

—Bien, mi princesa.

La última planta del hospital estaba reservada a los pacientes VIP.

Al encontrar la habitación 1203, Octavia llamó a la puerta, apretó el pasamanos y entró directamente.

En la cama del hospital, la guapa mujer parecía asustada por ella y se escondía bajo las sábanas aterrorizada. Tenía los ojos llorosos y mucho miedo de ella.

El rostro de Julio se ensombreció y su voz fue como una brizna de viento penetrante:

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