Casualidad Destinada romance Capítulo 14

—¡Espera un momento!

La multitud se dio la vuelta y vio a un grupo de chicas jóvenes de unos veinte años que se acercaban.

La persona que encabezaba el grupo no era otra que Paloma Alguacil, hermana menor de Thiago.

Isaias la conocía desde hacía mucho tiempo, pero no se llevaba muy bien con ella.

Antes nunca la había llevado la contraria, entrando consideraciones del decoro de Thiago, pero ahora...

Miró hacia detrás de Paloma y vio a Selena, quien parecía bastante pequeña y suave, como un pajarito que necesitaba protección.

Algo ridículo para Isaias era que Paloma la había despreciado a Selena bastante cuando esta acababa de llegar a la Ciudad Lakveria.

Al fin y al cabo, aunque Paloma fuera una consentida, era la señorita delicada de la familia Alguacil, mientras que Selena, solo era una hija ilegítima a pesar de haber sido reconocida como parte de la familia Graciani, por lo que las dos no habrían debido llegar a ser amigas. No obstante, por alguna razón, la relación de las dos se estrechaban cada vez más, a tal grado que dondequiera que estuviera Paloma, Selena estaría allí. Y si a Selena le ocurriera algo, Paloma sería la primera en correr hacia ella para ayudarla y protegerla sin reservas.

Pensando en esto, Isaias hizo una mueca satírica y preguntó:

—¿Pasa algo?

Paloma miró el traje de gala en su mano y se mofó:

—Oye, acabas de romper con mi hermano y sales a comprar un vestido tan caro. Thiago te ha dado mucho dinero como compensa de ruptura, ¿verdad?

Tan pronto como Isaias escuchó esto, supo que Paloma estaba tratando de provocarla, así que no quiso hacerle caso.

Al ver a Isaias mostrar una actitud tan indiferente a ella misma, se puso molesta al instante y gritó en voz chillona:

—¡Oye! Te estoy hablando, ¡¿no me oyes o estás sorda?!

Isaias contestó con indiferencia:

—Sí que te he oído, pero creo que no hay nada que hablar entre nosotros.

Tras decir eso, Isaias le entregó su tarjeta bancaria a la dependienta con la intención de pagar.

Al ver esto, Paloma le arrebató el vestido enseguida de la mano y le gritó a la dependienta:

—¡No puedes venderle este vestido!

La dependienta se sobresaltó mucho, pero no se atrevió a contradecir a Paloma porque era la señorita de la familia Alguacil.

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