Casualidad Destinada romance Capítulo 3

No embargo, la sensación fue solo efímera, ya que en el siguiente segundo Milagros retiró su mirada.

Este sacó un lápiz USB y lo colocó sobre la mesita al lado de la cama.

—Esto me lo entregó el guardia de seguridad del Edificio Empire State. Pensaba que podría ser de alguna utilidad para usted, así que se lo traje aquí. Puede echar un vistazo a lo que hay dentro cuando estás libre.

Curiosa, Isaias lo cogió de la mesita y le dio las gracias.

Después de que el hombre se marchó, encendió su portátil para qué había en la memoria USB y descubrió que se trataba de una grabación de vigilancia.

En el vídeo de la vigilancia, Selena estaba escondida en un rincón, viendo con sus propios ojos cómo el secuestrador subía corriendo a la azotea, tras lo cual sacó su teléfono móvil para hacer una llamada. No mucho después, Isaias apareció y las dos se dirigieron hacia la azotea.

Terminada la grabación, Isaias sintió un zumbido en su cabeza y recordó de repente lo que Selena le había dicho en la llamada telefónica de la mañana.

Esta le había dicho que sentía mucho haber hecho tantas cosas maliciosas a lo largo de los años y que quería reunirse con ella en la azotea y disculparse personalmente con ella.

Aunque Isaias no creía en ella, quería ver qué tipo de trucos sucios tenía ella, así que accedió y acudió a la cita a tiempo. No obstante, para su sorpresa, un hombre la dejó inconsciente tan pronto como subió a la azotea, y cuando se despertó descubrió que se había convertido en rehén del secuestrador, arrastrada hasta el borde de la terraza.

Al pensar en esto, Isaias se quedó tan desesperada como furiosa.

En ese momento, Isaias oyó pasos fuera de la sala, se sobresaltó un poco y tapó apresuradamente su ordenador portátil.

Al segundo siguiente, vio a Thiago irrumpió en la habitación.

Isaias arqueó las cejas y preguntó de mala gana:

—¿Qué quieres hacer esta vez?

Thiago dudó un momento y dijo:

—Isaias, quiero hablar de algo serio contigo.

Isaias volvió la cara hacia un lado y dijo con indiferencia:

—¡Pues déjalo salir todo de una vez!

Thiago frunció el ceño, evidentemente molesto por la actitud de la mujer, y dijo con voz grave:

—¡Rompamos el compromiso matrimonial!

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