Casualidad Destinada romance Capítulo 4

Tras decir estas palabras, Isaias le dio la espalda a él.

Thiago se quedó sumamente avergonzado, sin saber qué hacer por un momento.

Después de un buen rato, masculló:

—Es bueno que puedas pensar así. No te preocupes, seguiré considerándote como mi amiga en el futuro, así que solo dímela si te encuentras con alguna dificultad. Vale, me voy primero.

Dicho eso, Thiago salió precipitadamente de la sala como si estuviera huyendo, y entonces la puerta produjo un fuerte golpe al cerrar.

Isaias, sentada en el lecho, de repente sintió infinita impotencia en el interior.

Recordó el período en el que su madre acababa de fallecer, que fue un tiempo más melancólico de su vida. La única persona que la quería se había ido y se sintió sola en este mundo inmenso.

Y fue entonces cuando conoció a Thiago.

Este era como una luz que iluminaba su mundo oscuro e Isaias pensaba ingenuamente que por fin había encontrado al hombre con el que podría pasar el resto de su vida, pero hoy se dio cuenta de que todo esto no era más que unas ilusiones engañadizas.

Evocando el pasado, Isaias sintió una punzada insoportable en el corazón y se abrazó a sí misma y metió la cabeza en sus rodillas, con las lágrimas deslizándose silenciosamente por sus mejillas.

Unos minutos después, le sonó el celular. Isaias la cogió y vio que era el señor Fernán, mayordomo de la villa de la familia Graciani quien la llamaba.

Isaias se secó las lágrimas, contestó al teléfono y oyó la voz seria del mayordomo llegar desde el otro lado:

—Señorita, la Doña Graciani ya está enterada de lo que le ha pasado y quiere que vuelva inmediatamente.

Isaias torció la boca ligeramente y respondió:

—Ya veo.

Tras colgar, fue a pedir el alta y volvió de vuelta a casa conduciendo.

***

En ese momento, todos estaban esperando en la sala de estar de la villa de la familia Graciani, incluidos la anciana Marina Carita, el padre Valentino Graciani, la madrastra Sophie Costa y Selena, estaban.

Tan pronto como Isaias entró en la sala, Sophie se le acercó y le preguntó cordialmente:

—¡Isaias has vuelto! ¿Cómo estás? ¿Estás bien? Nos llevamos un gran susto al enterarse de tu accidente esta mañana. Íbamos a ir al hospital a verte, pero algo nos retrasó.

Isaias esquivó para evitar el tacto de su madrastra y contestó con frialdad:

—Estoy bien.

En realidad, Sophie fue el primer amor de su padre, Valentino.

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