Casualidad Destinada romance Capítulo 9

Isaias no sabía lo que quería decir el hombre con esa afirmación.

Después, Isaias se sumió en la pasión del deseo con el hombre...

Al día siguiente, Isaias se despertó con dolor.

Le dolía todo el cuerpo como si la hubieran atropellado varios camiones, y tenía la garganta seca y la cabeza le dolía mucho.

Se incorporó de la cama con dificultad y recordó lo que había sucedido anoche tras un buen rato.

Anoche, ella acudió a Hardersfield para hablar de negocios con él después de recibir una nota suya. Después, fue drogada y ...

Los recuerdos borrosos se fueron volviendo claros poco a poco en la mente e Isaias se frotó la frente con depresión para aliviar el dolor de cabeza.

«¡Maldita sea! ¡Qué avergonzada!»

Recordó que se había encontrado con Milagros después de escapar a esta habitación.

En cuanto a lo que le había sucedido a ella misma, ella ya lo podía adivinar al ver su estado físico.

Mirando los chupones sonrojados en todo su cuerpo, Isaias casi se quedó en un ataque de nervios.

De repente, le sonó el teléfono móvil.

Solo entonces se dio cuenta de que el bolso que había perdido la noche anterior se había recuperado y estaba sobre la mesita de noche, y que el que llamaba no era otro que Bruno.

Isaias hizo una mueca fea al pensar en el contacto perdido de Bruno anoche.

—¿Dime? —Isaias contestó al teléfono con un tono muy indiferente.

—Srta. Graciani —en la voz de Bruno se notaba un poco de culpabilidad— ¿Está bien?

Isaias soltó una risotada baja y preguntó:

—¿Qué crees que debería pasarme?

Bruno permaneció en silencio durante unos segundos y se disculpó:

—Lo siento, señorita. No era mi intención...

Isaias sintió una punzada en el corazón al oír las disculpas de su conductor.

Cuando no había recibido ninguna llamada de Bruno anoche, ya sentía vagamente que era posible que él la hubiera traicionado. Sin embargo, no pudo evitar quedarse profundamente decepcionada al oírlo admitirlo.

Bruno era el antiguo chofer de la madre de Isaias y el único en el que ella podía confiar en la familia Graciani, pero ahora incluso su único confidente la traicionó.

Respiró profundamente y preguntó:

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