(COMPLETO) El Loco De Mi Prometido romance Capítulo 30

—Bien, ya no hay vuelta atrás. Cuando vuelvas a pisar esta cuidad tendrás a tu bebé en brazos— Hacia tiempo que las palabras de Sam no me hacían reconfortarme de esta manera.

No ha pasado mucho desde aquel día en la cafetería, donde Rosalie tuvo el pudor para amanezarnos. Dado ese momento, ambas estuvimos buscando destinos donde huir exhaustivamente. Todo lugar podría ser conveniente, cálido y acogedor pero no podíamos optar por una opción tan predecible, darles el lujo de encontrarnos de manera fácil no estaba en nuestros planes. Debíamos optar por algo distinto, un lugar dónde no pudieran reconocernos tan fácilmente pero, aún así, un lugar lo suficientemente cómodo y bello como para iniciar mi nueva familia.

Así fue como encontramos un destino ideal, en dónde éramos completas desconocidas, nadie iba a poder interferir en nuestros calculados planes. Por ende, organizamos todo, compramos los boletos para el vuelo más cercano a la fecha, para que ninguna persona pudiera tener acceso tan fácil a informaciones privadas y nos preparamos para el viaje.

Era el día y el momento, con nuestras valijas en mano y nuestra nueva vida frente a los ojos, estábamos arribando vuelo.

—Estoy tan emocionada y nerviosa al mismo tiempo— y no mentía, más allá de todo el drama del escape, ocultar la verdad y tratar de camuflarla, dar inicio a algo nuevo me parecía simplemente emocionante— No sé si seré una buena madre.

—Lo serás, Alice, confío en ti. Eres la mujer más fuerte que he conocido— no sé que sería de mi si no tuviera una amiga tan grandiosa como ella, por más inconvenientes que podamos llegar a tener, ella estará ahí para mi y yo para ella, por siempre.

—Y aún así, aquí estoy, huyendo de mis problemas— aunque una vida nueva, en donde no me conocen, donde no conozco, donde no existirán hombres para fastidiarme suena bastante bien para mi, solo me gusta ser un poco dramática.

—No estás huyendo, estás protegiendo a tu bebé de todas las personas tóxicas que te rodean— es verdad, más allá de bien saber quién es el padre de mi hijo o hija, sé que esto se tornaría muy feo.

—Es verdad, ya no más angustias y preocupaciones. Desde ahora toda mi energía estará enfocada en mi bebé— era el momento para centrarnos en lo que importaba verdaderamente.

—Así se habla, vamos a por ello— dicho eso, se escuchaba un último llamado para nuestro vuelo en el aeropuerto.

No voy a mentir, estaba asustada por varios motivos, todo estaba saliendo tan bien que era preocupante ¿Qué si ahora aparece Nicolas y me secuestra de nuevo? ¿Si empiezo a tener complicaciones durante el vuelo? ¿Cuántas posibilidades hay de que nuestro vuelo se cancele? o peor aún ¿Si nuestro vuela despeja pero algo malo sucede en el trayecto y nos accidentamos? Muchas posibilidades lucieron antes mis ojos pero, antes de que me agarrara un ataque de pánico, Sam estuvo ahí para calmarme.

Todos en sus asientos, el equipaje bueno. organizado, puertas cerradas, protocolos explicados y un paisaje que se hacía cada vez más lejano, esto era real, estaba sucediendo, nos dirigimos a destino.

El vuelo fue complicado de sobrellevar, tenía mareos, náuseas y dolores, obvias eran las razones para nosotras pero no podían serlo para los tripulantes y demás pasajeros. Si bien no es nada fuera del marco legal, anunciar mi embarazo en pleno vuelo, miles de pies sobre la tierra, con mínimas posibilidades de apoyo médico profesional, no estaba en nuestros planes, ni en los de ellos.

Con paciencia y voluntad, luego de una cuantas horas, que se me hicieron eternas, llegamos, nada nos detuvo ni lo va a a hacer ahora.

La tranquilidad con la cual observamos el nuevo paisaje cuando el avión aterrizaba, nos devolvió años de vida, se veía todo tan hermoso y pacífico que era difícil de digerir. Pero de esa misma manera continuó nuestro día, bajamos con tranquilidad, esperamos nuestro equipaje por unos treinta minutos, luego nos sentamos en una cafetería a comer algo y descansar.

—De verdad estamos aquí, increíble ¿No es así?— ambas estábamos asimilando la situación, todo era tan normal.

—Sí que lo es, te lo he dicho, ¿ves? no apareció ni Nicolas en el vuelo, ni David en aeropuerto, todo era innecesaria preocupación— todo era verdad, dados esos pensamientos sufrí bastante en el vuelo.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: (COMPLETO) El Loco De Mi Prometido