(COMPLETO) El Loco De Mi Prometido romance Capítulo 31

Ya en una habitación privada, aislada y sola, no puede evitar preocuparme, ya ni Sam se encontraba a mi lado para mantenerme en mis estribos, yo y mis delirios nos dimos el lujo de pensar muchas cosas, buenas y malas.

Para mi fue una eternidad, nadie quería decirme detalladamente lo que había sucedido allí en el quirófano, me llevó dos días que me dieran noticias concretas de mi bebé, pero al fin pude saber que le habían hecho todos los chequeos que necesitaba y ya estaba fuera de peligro, nada había sido en vano, la espera fue reparadora. En unos minutos tendría a mi bebé en brazos, iba a poder conocerlo,no había tenido la oportunidad de verlo siquiera, apenas nació se lo llevaron lejos de mi. La admistración de hospital no era más que rara, será porque se manejan distinto según el país pero se llevaron a mi bebé sin explicaciones y ahora había prohibido a las enfermeras y Sam decirme su sexo. De todas maneras, claramente que Sam no se querido quedar atrás, ella ha estado intentando por todos los medios posibles dejarme señales pero yo las he ignorado todas. Sam Grimmes no sabes guardar un secreto, amiga.

—¿Por qué tardaran tanto?— esos dos días sin señales me han dado tiempo a crear muchos escenarios posibles.

—Esperaste nueve meses, dos días y doce horas, unos minutos no son nada en este momento— tal vez tenía razón, pero no me importaba.

Mientras Sam siguió hablando sin mi atención, escuché la puerta de mi habitación abrirse, mi corazón dió un salto mientras veía a la enfermera empujar el cubículo de acrílico rígido en donde se encontraba mi bebé.

—Aquí está mamá, pequeñín— La voz y las palabras de aquella enfermera, me habían acelerado más el latido.

Es un niño, no puedo creer que sea un niño, mi instinto de madre me había fallado pero no podía esperar mucho para ser mi primera vez.

La misma enfermera procedió a sacar al bebé de su cuna con sumo cuidado, ya fuera, me lo acomodó en los brazos. Por primera vez veía su hermosa carita, su hermoso cabello rubio igual al mío, era como ver pequeños hilos de oro en su cabeza, sus mejillas rosadas y regordetas lo hacían ver tan tierno y frágil. Abrió lentamente sus ojitos y pude ver ese azul intenso como el mar en ellos, fue tan solo un instante, la luz lo había encandilado pero fue tan precioso de ver. Lo estaba sosteniendo con tanta delicadeza por temor hacerle daño que se me empezaron a entumecer los brazos.

—Es hermoso, ¿verdad?— ese adjetivo era muy poco para lo que mis ojos estaban apreciando, no sé si hay descripción que le haga justicia a esta belleza.

—Es más hermoso de lo que pude haber imaginado nunca— es tan pequeño e irreal que me estoy cuestionando hasta mi propia existencia.

—¿Cómo lo llamarás?— ya era el momento, estuve pensando muchos nombres durante mi embarazo, si era una niña le pondría Rebecca, como mi madre y si era un niño, Charles al igual que mi padre pero, todos esos nombres se esfumaron cuando vi a Sam mirar a mi bebé con ojos llorosos.

—Samuel— no tenía idea alguna del orígen de ese nombre, pero sé que era el indicado —Samuel Alexander Wilson— Sam estaba tan sorprendida que no dudé en que estallaría en llanto en cualquier momento —Gracias por estar conmigo, Sam, te lo habré dicho cuentos de veces pero no sé que habría sido de nosotros si no hubieras estado aquí.

—No hay ningún otro lado donde me gustaría estar— sin más palabras de por medio, seguimos apreciando la belleza de este pequeño individuo.

Los días siguientes fueron perfectos, salí del hospital y fuimos a nuestra casa, estuvimos arreglando la habitación de Samuel y dándole los últimos toques, la mayoría de las cosas eran de colores neutrales, dado a que no sabíamos el sexo pero desde que volvimos a Sam se le ha estado yendo la mano con las compras. Habían juguetes, pañales, colonias, zapatos y ropitas dispersas por toda la casa, era un agradable desastre después de todo.

—Sam, ya no puedes seguir comprando más cosas— muy agradable de su parte pero tenía que parar, no tenemos tanto espacio para cosas.