(COMPLETO) Mi Maldita Obsesión romance Capítulo 10

Cristóbal Manckenzie

Ayer fue un día muy ¡Calentito! No me pude aguantar es tenerla en frente de mí y lanzarme por ella. Hoy no voy a ir a la empresa de Bárbara prefiero estar un poco alejado de ella, no quiero que se sienta incómoda con mi cercanía y mucho menos con el encuentro tan intenso que tuvimos o al menos yo lo sentí así.

Decidí ir a mi empresa no quería estar en mi casa, tener un día libre eso no es lo mío. Tengo un traje negro con una camisa blanca y la corbata negra, siempre presentable.

Escucho unos gritos provenientes de dónde está Carolina mi prima y secretaría. Me levanto casi corriendo y llego dónde está ella, un hombre está apunto de pegarle una cachetada y la agarra por el cabello con fuerza.

--La próxima vez que intentes poner tus sucios dedos encima de Carolina, te los contaré con mis propias manos-le advertí.

De inmediato, el patán que tiene delante de ella la suelta y yo me acerco a ella deteniéndome a su lado.

--¿Este es el hijo de puta con quién me engañaste?-pregunta el chico muy... Muy alterado para mí gusto.

--Déjame en paz, no te quiero ver-murmuró Carolina sollozando.

--Te ordeno que vengas de inmediato, vamos arreglar la situación como pareja-responde dando un paso hacia adelante.

--Si das otro paso más te las verás conmigo. Y créeme cuando te digo que no despiertes a la bestia-le anunció llegando hasta él y poniendo mis manos en puño.

De sólo pensar que esa basura anda golpeando a mi prima, me recorre una ira, enojo. Soy un hombre que pienso que no se debe golpear a las mujeres, ellos piensan que golpeando a una mujer ejerce una actividad machista que refuerza su hombría pero son solos cobarde.

--¡Eres una zorra! ¡Cualquiera! ¿¡Te acostaste con él, maldita zorra!?-exclamó hacia mi prima.

--Te lo advertí-susurré.

Llevo mis manos hacia su camisa que tiró de él y lo pego en la pared, mi puño cerrado va hacia su estómago con fuerza. Le proporcionó otro en su barbilla sin embargo, ocasiona que me pegué uno con fuerza en mi brazo izquierdo. Lo levantó y lo estampó en el escritorio descargue un golpe rápido, hábil y mortal.

Me separo un poco de él con la respiración agitada y mis manos en puño.

--¡Quiero que te vayas de mi empresa! Ahora-gritó-. Y si me entero de que andas golpeando a una mujer, tus días estarán contados-respondo.

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