(COMPLETO) Mi Maldita Obsesión romance Capítulo 3

Lo inesperado es lo que te cambia la vida.

Bárbara Úrsula Medina

Hoy es la gala para recaudar fondos. He estado muy cansada últimamente, mi madre casi nos deja en la ruina.

Tengo dos años de relación con mi novio llamado Daniel Johnson, el me propuso pasar unas vacaciones por toda Europa no pude negarme y deje a cargo a mi madre. Ella siempre se preocupa por su imagen, todos los días sale a fiestas pero de verdad le di un voto de confianza, confíe en que ella podía hacer las cosas.

Pero no fue así, mi viaje duró aproximadamente dos meses, trate de comunicarme con ella pero no me contestaba las llamadas. Sabía que algo andaba mal y por eso decidimos regresar antes y me encuentro a mi madre con un socio arriba de mí escritorio teniendo sexo.

Es una cualquiera siempre lo ha sido. Mira que revolcarse con un socio arriba de mi escritorio y lo lindo de todo esto, es que me vieron y siguieron en lo suyo. No le importó que los había interrumpido.

No llegó a la conclusión de cómo nos dejó en la ruina, pero de la empresa salía una cantidad de dinero para las organizaciones que tengo y por ese hecho necesito recaudar fondos para cada persona necesitada.

Estoy rogando a Dios que funcione.

--Hija invité a varias personas muy importantes, que te pueden ayudar-explica mi madre.

--Cuántas veces te voy a decir, que no te metas en mis asuntos-respondo cansada-. Te quiero lejos de la empresa, lejos de mis organizaciones y te quiero lejos de mi ¿Por qué no lo puedes entender?-le pregunto cabreada.

--Bárbara Úrsula Medina, soy tu madre y me respetas como tal-gritó-. Te he pedido perdón, soy una mujer y tengo necesidad de estar con un hombre ¿Cuál es el problema?-pregunta.

--No quiero volver a discutir contigo... Por lo menos ten un poco de respeto hacia los demás. No te comportes como una cualquiera que va de escritorio a escritorio abriendo las piernas a cada socio que se pone en frente, no eres una nena, eres una mujer hecha y derecha, sabes las consecuencias que pueden ocurrir ¡Y no me llames así, sabes que odio mi segundo nombre!-chilló agitada.

--¿Por qué eres tan amargada? Pareces la señora de la casa y no mi hija. Deberías hacer cómo yo disfrutar de la vida al máximo-responde con una sonrisa.

--Que bien. Como si tuviera tiempo para esas boberías, pero dime madre querida ¿Te operaste los senos con el dinero de la empresa?-le pregunto-. O mejor aún compraste ropa para tus amiguitos-le respondo.

--Hice ambas, tenía que aprovechar que tú no estabas aquí-reveló-. También ese dinero es mío y puedo hacer lo que se me venga en gana-expresó.

--Sabes que... Mejor lárgate, vete, no te quiero ni ver, no te soporto-digo perdiendo la poca paciencia que tengo-. ¡Fuera de mi oficina AHORA!-exclamé.

--Tienes un carácter de mierda-murmuró-. No se puede hablar contigo sin que me reproches ni me juzgue-reveló.

--Se supone que ese carácter lo herede de ti, porque a mi padre nunca lo conocí-respondo cabizbajo-. Te quiero fuera de mi oficina y fuera de mi empresa-le comentó.

--Como quieras-apuntó.

Ella sale de mi oficina con una sonrisa triunfante. Cada vez que viene es para fastidiarme la vida.

(...)

Tengo puesto un vestido negro ceñido al cuerpo, con escote en V, una apertura en la pierna derecha, unas zapatillas de tacón alto rojas y mi cabellera amarrada en una coleta.

Bajo hacia dónde se va hacer la celebración, verificó que todo esté en orden.

Empiezan a llegar los invitados.

Observo que mi novio viene hacia mí, acompañado de mi mejor amiga y amigo.

--Hola barby-saluda Fernanda.

--Hola ¿Cómo están?-les pregunto llegando hacia Daniel y le doy un pequeño beso en sus labios.

--De maravilla-responde mi amigo Diego.

--Gracias por venir, ustedes son una parte importante en mi vida-expresé con una sonrisa-. Gracias por el apoyo de los tres y la confianza-expuse.

--Cielo, no tienes que darnos las gracias, con gusto lo hacemos y prometemos estar contigo hasta el final-responde Daniel.

--Bueno... Tengo una presa a la vista. Con permiso de ustedes me retiro-murmuró Diego con una sonrisa pícara.

--Yo voy por un trago-anunció Fernanda.

Conozco muy bien a mis amigos, hicieron todo eso para dejarnos solos y se lo agradezco.

--¿Y tu madre?-pregunta Daniel.

--No sé-le respondo.

--Debes de ser un poco más cuidadosa al decirle las cosas-criticó levantando mi barbilla para mirarlo a los ojos-. Ella también se debe sentir mal y en la forma que se lo dices peor-reveló.

--Te fue con el chisme-le confieso-. No puede tener la boca cerrada-murmuré.

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