Con hermanastros romance Capítulo 4

– Ahora, levántese en el sofá en la postura del perrito. - Pasha señaló el sofá, luego de lo cual abiertamente comenzó a examinarme a mi cuerpo.

- Me encanta tu culo hermana, es delicioso, no sabes cómo me prende, es tan rico. ¿Quieres continuar?

– ¡Sí! - Dije con voz emocionada, luego respiré hondo.

- … Ayyy, que caliente estás, me estás poniendo muy cachonda. – Max me elogió.

- ¡Eso es lo que entiendo! ¡Buena hermanita! - Dijo Pasha con una sonrisa.

Me subí al sofá. Pasha me dio una fuerte bofetada en el culo. Me estremecí de sorpresa y luego me reí. Después de eso, los hermanos comenzaron a discutir algo nuevamente.

- ¡Ponte en la pose del perro! - Dijo Pasha después de hablar con Max. - Ahora te follaremos por turnos.

Extiendo mis piernas más para proporcionar una buena visibilidad y acceso. Pasha comenzó a tocar con avidez mi entrepierna y mis labios genitales. Tocándome, acarició la parte interna de los muslos. Sentí sus tiernas palmas en mi entrepierna y me derretí. ¡Nunca soñé con algo así! Y fue tan maravilloso que quise gritar de felicidad.

¡Qué feliz estaba de tener hermanos tan asombrosos! Mis ojos se oscurecieron por las caricias de suaves manos masculinas y gemí de placer. Mientras tanto, Max se me acercó al frente y me trajo su polla.

- ¿Te gusta? - respondí, aunque era innecesario, era evidente el placer que le estaba dando.

De inmediato entendí la indirecta y con una sonrisa comencé a acariciar su tronco con mis manos, apretándolo en un puño y acariciándolo levemente.

Vi la sangre correr hacia los genitales de Max, sus testículos comenzaron a contraerse y su pene se endureció.

- Vamos, chúpalo cariño, - dijo Max en voz baja.

Max azotó mi cara con su verga, sentir el golpeteo de su mástil de carne, me prendió.

– ¡Con alegría! Pero primero quiero jugar con tus bolas - sonreí y, sacando la lengua, comencé a lamerle los testículos a Max ...

La cabeza de su verga recorrió mis mejillas, mi nariz, mi quijada, y cada milímetro de mi cara, quedando viscosa y brillante, llena de precum y saliva, marcando su territorio, mi mano fue a sus huevos, los palpé, pesados, rugosos, llenos de leche, los acariciaba suavemente, su verga apuntó nuevamente a mi boca y hundió su capullo, al tiempo que mi mano subía y bajaba por el tronco, empecé a salivar en forma abundante, mi saliva escurría por la comisura de mis labios.

Fue increíble, chupé los testículos de mi hermano, pasé mi lengua por su pene y luego comencé a lamer la cabeza del pene, mi lengua tocó suavemente la cabeza.

Mis labios agarraron tan suavemente la cabeza del pene y se deslizó en mi boca, gemí junto con Max. Pasha, mientras tanto, continuó acariciando mis labios menores y tocando el clítoris con la yema del dedo.

- ¡Chupa más activamente! - dijo Max. Y comencé a mover mi cabeza más rítmicamente, la cabeza del pene se frota contra la lengua en mi boca y descansaba contra las amígdalas con cada movimiento.

- Qué chulo, - gimió Max, - No pares.

Mi boca se llenó rápidamente de saliva, traté sin éxito de tragarla, pero no tuve tiempo. Solo milagrosamente logré aguantar y no ahogarme con su polla.

Max se quedó inmóvil durante varios minutos, luego puso su polla en mi boca y comenzó a follarme.

El hermano me tomó de la cabeza con la otra mano y empujando mi cabeza empezó a meter y sacar su verga, follándome literalmente la boca, cada vez entrando más profundo, más y más carne entraba en mi boca, hasta que sentí la punta del nabo en mi garganta.

Se me llenaron los ojos de lágrimas por la intensa succión. Comenzando a sentir náuseas, la cabeza daba vueltas en los ojos oscurecidos. Pero no dejé de chupar.

Me dieron arcadas, me costaba respirar, por lo que a mi pesar, haciendo un esfuerzo tuve que sacarla de mi boca, mis quijadas dolían de tanto tiempo abiertas y exhalé aliviado un poco de aire.

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