Déjeme ir, Sr. Hill romance Capítulo 25

El director del proyecto exclamó: "No es tan fácil. Entre los licitadores hay dos empresas que cotizan en bolsa, por no hablar de otras varias con décadas de experiencia en el sector y numerosas sucursales. Creo que Summit será probablemente la ganadora de este concurso".

Catherine sintió una opresión en el pecho.

No era extraño que el equipo de Summit también participara. De todas formas, los grandes proyectos como éste no sólo traían muchos beneficios, sino también honores. No tenía ni idea de qué diseñador les representaría en este proyecto. Sin embargo, no le preocupaba. Nadie conocía a los diseñadores que trabajaban en Summit mejores que ella. Aquellas personas sí que tenían mucha experiencia, pero les faltaba la creatividad.

Tras una breve reflexión, Catherine dijo: "Presidente Yates, debemos ser valientes y aceptar el reto. El Centro de Cultura y Tecnología estará abierto al público en el futuro. Creo que podemos combinar en el diseño tanto los aspectos culturales como los conceptos científicos para ofrecer a los usuarios una experiencia diferente del desarrollo de la ciudad".

"Buen punto", felicitó el Presidente Yates. "Bueno, tú y Henry pueden colaborar para trabajar en el diseño. Nos queda medio mes hasta la fecha final. Dejen los otros proyectos a un lado y concéntrense en perfeccionar esta idea".

Catherine se preocupó al oír eso.

Aunque no habían pasado mucho tiempo juntos, se dio cuenta de que Henry podía ser una persona bastante impulsiva. Siempre utilizaba el hecho de ser dos años mayor que ella para criticar o darle órdenes cuando no tenía la capacidad de hacer esas tareas bien por su propia cuenta.

Generalmente sólo sabía imitar los diseños de las imágenes disponibles. Ese estilo de trabajo podría funcionar para diseños de interiores comunes, pero no estaba en absoluto cualificado para encargarse de grandes proyectos como el del centro cultural.

Ella sugirió amablemente después de pensarlo un poco. "Presidente Yates, creo que es mejor que Henry y yo trabajemos de forma independiente. La razón es simple, que cada diseñador tiene ideas diferentes y si trabajamos juntos podríamos acabar como enemigos. Además, aún somos jóvenes, por lo que una competición amistosa podría darnos nueva inspiración".

El Presidente Yates permaneció en silencio, como si estuviera considerando la propuesta. Por otro lado, Henry se lo tomó como un insulto personal. "¿Qué quieres decir? ¿Crees que eres mejor que yo...?".

"No, estoy sugiriendo una competencia justa".

"Eres unos años más joven que yo y te falta la experiencia. En lugar de aprender de tu superior, te apetece conseguir demasiado y confías demasiado en tus habilidades".

El tono de Henry era duro. "Quince días no son suficientes para un gran proyecto como este. No solo te niegas a ayudarme, sino que además quieres crear un diseño propio. ¿Acaso presumir es más importante para ti que el éxito de la empresa?".

La impresión del Presidente Yate sobre la mujer cambió evidentemente al oír las acusaciones de Henry.

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