Descubriendo El Placer (COMPLETA) romance Capítulo 3

Después de maldecir otro poco más mi mala suerte por no poder saber el fin de mi sueño chocolatoso, ni poder obtener mi tan ansiado orgasmo, me levanto y recojo los trozos que hay dispersos del pobre despertador, y sí que tenía latente la frustración, pues me doy cuenta de que lo he destruido completamente con el golpe que le di. Mientras entro en el cuarto de baño y tiro el despertador masacrado a la papelera me miro en el espejo, tengo las mejillas muy sonrojadas y el cabello hecho un desastre, ojalá la vida real fuera como en las películas y novelas en donde la chica siempre se levanta con el peinado intacto y ni siquiera tiene ojeras, lagañas o mal aliento, aunque eso es pura mentira; deberían mostrarlas tal y como son en realidad: el cabello siendo un nido de pájaros y con un aliento de dragón. Sigo examinando mi aspecto y noto que estoy toda sudorosa; creo que a este paso con estos sueños y todo lo que sudo acabaré muriendo de deshidratación; lanzo un pesado suspiro y decido que lo mejor será deshacerme de mi aspecto desastroso con una buena ducha.

Al salir de la refrescante ducha me encargo de vestirme con la ropa que dejé lista la noche anterior, la cual consiste en un jean sencillo, una camisa cómoda, una chaqueta de jean y mis zapatos vans; no es que me moleste en ponerme traje, ni faldas de tubo; pues el ambiente en la editorial es relajado. Me organizo el cabello lo mejor que puedo en una coleta alta y desde ya se escapan algunos mechones, recojo de una vez mi bolso y desconecto mi celular de su cargador, reviso que no tenga ninguna llamada perdida mientras meto las llaves del departamento en mi bolso y me dirijo a la cocina, allí saco un poco de yogur de fresa y me sirvo en un vaso, no me molesto en preparar nada de desayuno, pues generalmente desayuno en la oficina.

Después de asegurarme de dejar bien cerrado el departamento me dirijo al garaje subterráneo que tiene el edificio y allí veo a mi hija: una pequeña vespa de color rojo; podría decirse que ha sido la única locura que me secundó mi madre y creo que lo hizo más que todo por la sorpresa que le di al pedirle que por favor me la regalara, pues nunca fui ese tipo de chicas que les pedía de todo a sus padres; nunca les pedí nada fuera de lo normal, pero es que fue solo verla una tarde por casualidad y enamorarme. A decir verdad prefiero mi pequeña moto a un carro; pues creo que entraría en shock manejando uno, gracias a toda la presión de los demás conductores y los atascos. Muy a pesar de todo lo que se opuso mi padre, mi madre y yo logramos convencerlo con nuestros sobornos y cariñitos; pensándolo bien creo que le saqué una buena cantidad de canas en ese momento y cuando le comuniqué que me iba de casa. Luego de sacar mi casco del compartimiento que hay en la moto y meter mi bolso allí, me dirijo a la editorial; otro punto bueno del departamento es que el trabajo me queda tan solo a 20 minutos.

Después de parquear mi moto y entrar en el pequeño edificio en donde está ubicada la editorial me dirijo directamente a la cafetería y como de costumbre la mayoría de mis compañeros ya se encuentran allí; en las mesas del fondo logro vislumbrar a mi jefa quien al verme entrar levanta una mano llamándome para que me integre a la mesa en donde se encuentra; últimamente me he dado cuenta de que se ha propuesto hacerse mi amiga cueste lo que cueste, lo cual me causa gracia pero a la vez ternura; pienso que es una persona muy especial. Su nombre es Cloe y es todo un tornado de color y alegría, así es como la describo desde el día en que nos conocimos para concretar mi ingreso a la editorial; ese mismo día me contó que la misma fue un capricho que cumplieron sus padres pensando en que solo quería jugar a la empresaria, pero ella con dedicación y esfuerzo se encargó de demostrarles que se tomó en serio su trabajo, también me confesó que tuvo un enamoramiento con mi actitud tan tímida y reservada, eso al principio me dejó fuera de balance, pero luego entendí que así es su forma de ser.

Alzo la mano para saludarla y me dirijo primero a pedir un sándwich y un jugo para desayunar; después me acerco a la mesa en donde se encuentra sentada junto a Ruth, quien trabaja haciendo lo mismo que yo en la editorial, pero ya hace ya algunos años y a su lado está Adam el compañero que se había accidentado; los saludo a todos y luego le pregunto a Adam sobre su estado de salud, el accidente que tuvo fue provocado por un conductor ebrio; pero gracias a Dios Adam llevó la mejor parte, cosa que no se puede decir del conductor que iba ebrio y que se pasó el semáforo en rojo llevándoselo por delante, mi compañero nos comenta que en estos momentos el hombre se encuentra debatiéndose entre la vida y la muerte, pero que si queda vivo el proceso penal que le espera hará que desee no haber sobrevivido; pues Adam está dispuesto a hundirlo por su impertinencia y todas le comunicamos que nos encontramos de acuerdo con él en esa decisión.

Conversamos sobre nuestros planes para el fin de semana, hasta que se nos da la hora de comenzar nuestras labores, Cloe toma mi brazo dejando así que Adam y Ruth vayan primero mientras que ella le ayuda a avanzar pues él aún se encuentra caminando con ayuda de muletas; sé de antemano que aprovechará para acercarse más a mí y lograr lo que tanto quiere, que es convertirse en mi súper híper mega mejor amiga, palabras dichas textualmente por ella.

—Y bien, ¿qué tal el día de descanso? —Me pregunta en cuanto vamos lo suficientemente alejadas de ellos y con su euforia habitual.

—Bueno, puedo decir que ya estoy totalmente mudada, al fin logré desempacar todas las cajas que me faltaban —No quiero darle más detalles, pero sé que tiene buena memoria y debe recordar que la semana pasada le comenté sobre los muebles esparcidos por toda la sala, ya que fue la mayor información que logró obtener de mí en uno de sus intentos de acercamiento.

Y tal como sospechaba me mira atentamente antes de preguntarme: —¿Y qué pasó con el desastre de los muebles?, ¿también lo solucionaste? —Intento pensar en alguna mentirilla para no tener que contarle sobre mi sexy vecino, pero no se me ocurre nada que decirle, así que decido dar un pequeño paso para contribuir a nuestra futura amistad y le cuento una parte de la verdad. —Si, en realidad me ayudaron a solucionarlo —Noto como posa su mirada de halcón sobre mí y el interés se dibuja en su rostro.

—Así que… ¿te ayudaron, eh? —Se queda en silencio por un momento, pero luego estalla. —¿Y bien?, ¿qué se supone que estas esperando para contarme, Sophie?, no te atrevas a dejarme con la intriga —Sé por su cara que aquí viene su momento de drama total. —Me siento muy triste Sophie, porque no quiero parecer una acosadora, ya te dije que seremos mejores amigas, pero no logro que me cuentes mayor cosa de tu vida; a veces pienso que intentas huir de mí, florecilla —Dice mientras me toma de gancho para llevarme hasta el ascensor y hace uno de sus ya característicos pucheros, lo cual me saca una sonrisa.

—No intento huir de ti Cloe, es sólo que de verdad estuve muy ocupada con todo el asunto de terminar la mudanza y ambientar el departamento, pero por qué mejor tú no me cuentas qué pasó ayer en mi día de descanso, ¿hay algo nuevo para mí? —Me observa con cara de querer golpearme entendiendo mi evasiva; pero luego suspira dramáticamente mientras salimos del ascensor en el cuarto piso en donde se encuentra ubicada su oficina y de la mayoría de los ilustradores de libros, correctores y diseñadores de las portadas, en los otros pisos se encargan de las demás cosas.

—Está bien Sophie, he entendido el mensaje y por el momento no preguntaré nada más; pero no creas que te librarás tan fácilmente de mí, ya iré pensando en la forma de hacerte un buen interrogatorio —Me advierte mientras me mira con una sonrisa de gato Cheshire. —Y ahora que lo mencionas, sí, hay algo nuevo para ti, lo dejé sobre tu escritorio, pero lo hablaremos después de la reunión, nos vemos florecilla —La veo alejarse con un contoneo de caderas que me hace sonreír, definitivamente tengo una jefa un tanto peculiar.

Me dirijo a la pequeña oficina que se me otorgó cuando llegué aquí y en cuanto entro veo un sobre de manila encima del escritorio, descargo el bolso en una de las sillas y me siento para abrir el sobre, es un nuevo libro por corregir por lo que veo; el nombre me eriza la piel, en letras en negrita se lee ''Oscuros Placeres", su autor está bajo el seudónimo de “Luxus”, lo cual me llama mucho la atención ya que de esta palabra que está escrita en latín proviene la palabra lujuria, eso me confirma que es un nuevo libro erótico. Estoy concentrada dándole una ojeada por encima al nuevo libro en el que veo que trabajaré cuando siento pequeños toques en la puerta, luego Ruth asoma su rubia cabeza por la puerta.

—Cloe dice que es hora de iniciar la reunión —Me dice dándome una pequeña sonrisa.

—Claro, vamos —Le respondo tomando una libreta para anotar las cosas importantes y salgo detrás de ella rumbo a la sala de juntas.

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