Después de Traicionado romance Capítulo 3

Patricia

Nos estamos preparando para bajar a cenar, necesito mantener mi frágil pose de buena mujer.

— Lo siento mi amor, sé que esperabas más, yo también, pero no pude, no sé, en ese momento mi cuerpo no me obedeció y se detuvo, yo, yo... —

Comienzo a simular un llanto desesperado, interrumpiendo mi discurso y pronto creo que soy digno de un Oscar, porque detenerme en medio del placer y llorar así, me asegura que soy una excelente actriz.

Mateus

Ver a mi hermosa novia en ese estado me parte el corazón, la envuelvo en mis brazos, beso su frente y hablo.

"Oye amor, está bien, mira lo mucho que hemos llegado". Es un proceso, por lo que seremos capaces de superar todas las barreras. El sexo es bueno, es importante, pero nuestro amor es mucho más, y esperemos hasta que superemos este trauma tuyo juntos. —

- ¡Gracias bebé! —

Me quedo ahí, calmándola un rato, y recordando todo lo que hemos vivido hasta este momento, sé que aún nos queda un largo camino por recorrer, pero sé que llegará el día en que ella podrá entregarse. a mí por completo.

Recuerdos de Mateus...

Hace un mes que salgo con Patricia, en ese poco tiempo me enamoré de ella, tanto que salimos prácticamente todos los días desde que nos conocimos.

Pero justo ayer, logré besarla cuando la dejé en casa, y ahora estoy parado aquí luciendo tonto, esperando que salga del trabajo para llevarla a cenar e invitarla a salir.

Apenas se va de la empresa y me ve, sonríe y viene hacia mí, saludándome con un beso en la mejilla, le correspondo dándole un beso que aun avergonzada acepta.

- ¡Hola, linda! Vine a recogerte para que pudiéramos cenar juntos. —

Abro la puerta del auto, en cuanto ella sube, me dirijo al asiento del conductor, en el camino no hablo mucho porque estoy nervioso, nunca he salido con nadie, solo me quedé y pocas veces más de una vez. con la misma chica, mi adolescencia y la universidad. Lo disfruté mucho, no porque fuera una gallina, sino porque nunca vino nadie a hacerme querer salir, y siempre terminaba con una chica diferente.

— ¿Está todo bien, Mateo? Pareces algo nervioso. —

“Sí, mi hermosa. —

Ah, esta es definitivamente la mujer de mi vida, en poco tiempo me conoce tan bien.

Entramos y nos dirigen a una mesa más reservada, que ha sido preparada románticamente para nosotros, tal como lo solicité.

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