DESVIADO (COMPLETO) romance Capítulo 10

De solo pensar en lo que acaba de pasar me da escalofríos, mis pies temblaban y mi respiración se acordaba ¿Por qué ahora tenía que recordar ese día? Siento que todo se pone oscuro y casi puedo escuchar las voces de aquellos hombres. Sentí algo húmedo bajar por mis mejillas ¿Estaba llorando? Mi corazón estaba acelerado y mi boca seca, perdí la fuerza de mi cuerpo y me desmayé.

Como si hubiese vuelto aquella habitación, sentía mi cuerpo atado, el agua fría recorriendo mi cuerpo antes de una descarga eléctrica, suplicaba que se detuvieran, pero no lo hacían, tenía los ojos vendados y por más que llorara y gritara no se detenían. Estaba desnudo, débil y con ganas de que todo acabara, estaba cansado de luchar, no tenía voz para suplicar más... justo en ese momento fue que sentí que era mi fin.

— ¡Basta! —grité sin poder evitarlo cuando sentí una mano en mi cuerpo.

Había despertado en la enfermería de la universidad y al parecer las manos que antes me habían tocado eran las de mi profesor de Psicometría.

¿Qué estaba pasando?

— ¿Qué hace usted acá? ¿Por qué estoy en la enfermería? Ahora debería estar en clase— comencé a decir mientras me levantaba de aquella camilla.

Aquel hombre de ojos azules me detuvo, alejé de inmediato sus manos de mí ¿Qué le pasa?

— Sr. Evans tiene que descansar, la enfermera dijo que tienes que descansar por hoy y comer bien, ya mañana puedes darle un justificante médico a los profesores con los que tienes clases— me explicó.

Lo que me faltaba ahora, agregándole más problemas a mi vida, soy un debilucho.

— ¿Y usted qué hace aquí? — pregunté con fastidio.

De solo ver su cara recordaba que estaba a punto de reprobar su materia y ahora tengo que fingir ser su amante.

— Estaba saliendo de una clase y te vi desmayarte en los pasillos, creo que hoy se me dio por tener lástima por personas como tú— respondió con fastidio.

¿Dios, qué castigo estoy pagando? Yo sé que a veces se me olvida orar y no soy de ir a la iglesia, pero no soy malo.

— ¿Personas como yo? Mejor no responda no quiero tener un dolor de cabeza más— dije cansado.

Mi celular comenzó a sonar logrando asustarme, lo saqué de mis pantalones y me sorprendí, al ver que era mi padre respondí de inmediato.

— Hijo la universidad me mandó un reporte al correo diciendo que te habías desmayado ¿Estás bien? Solo es cuestión de que me digas y voy a la universidad...—lo interrumpí.

— Papá estoy bien, solo se me olvidó desayunar y el estrés de algunos trabajos, pero no es nada que no pueda solucionar, tranquilo concéntrate en tu trabajo— dije.

Me pondría mal si mi padre deja todo por lo que ha trabajado porque yo tengo una estúpida crisis.

— Sabes que si te pasa algo me muero, así que no te atrevas a restarle importancia a tu salud— me regañó.

Tenía la razón, con la invitación de boda, el problema con mi profesor y aquellos recuerdos del pasado, había descuidado mi alimentación.

— Te prometo que me alimentaré mejor, solo concéntrate en tu trabajo— le pedí.

Estaba derrumbándome sin darme cuenta, no puedo volver a lo que era antes, no soy débil, no lo soy.

— Espero que sea así porque créeme que si vuelve a pasar algo así no dudaré de ir por ti, sabes que eres mi preciado hijo— mi padre parecía a punto de llorar.

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