DESVIADO (COMPLETO) romance Capítulo 24

Definitivamente no dormí nada, me levanté del sofá porque lo poco que cerré los ojos fue en ese lugar. Camine hacia la cocina para dejar la taza y la bolsa de galletas dónde van y para mi sorpresa está la señora Ana ya en ella.

— Buenos días, joven ¿Desea algo específico para el desayuno?— me preguntó está mientras me quitaba la taza de la mano.

Esta mujer me transmite paz tal vez sea por la forma tan suave en la que habla, me hace sentir que estoy haciendo meditación.

— Solo quisiera ayudarla, no quiero ser un flojo aquí, pero déjeme y me cepillo los dientes que me apesta la boca— dije con vergüenza.

Ella asintió con amabilidad antes de que yo me fuera a mi cuarto para limpiarme la cara y cepillarme la boca. No demore mucho en hacer lo que tenía planeado, salí de mi cuarto y volví a la cocina ya un poco despierto.

— Volví— avisé un poco animado — Quiero hacer un desayuno ¿Podría ayudarme con el jugo mientras yo hago el resto? — pregunté con emoción.

Extrañaba esto, cocinar me hacía sentir una energía que no puedo explicar.

— Claro, solo tenga cuidado— me pidió

Asentí antes de coger los ingredientes necesarios, mi padre es muy buen cocinero así que me sé de memoria algunas recetas gracias a él y al apoyo de Damiano, agarre dos rebanadas de pan integral con mostaza y después tome varios pepinos, fresas, espinacas frescas, brotes verdes, pimientos rojos y amarillos para picar estos en pedazos.

Está picada sirve de relleno entre los dos panes, logrando un sándwich vegetal y simple que enseñó mi papá, repetí el proceso hasta lograr tener seis sándwiches.

— Aquí está el jugo de naranja servido— me indico la señora mientras colocaba una jarra que contenía la bebida.

Esta miró con curiosidad los tres platos, le entregué uno a lo que ella se sorprendió.

— Sé que a la vista las verduras no son agradables, pero pruébelo sé que le gustará la combinación— la animé.

Ella lo hizo con cierta duda, pero luego de saborear por unos minutos sus gestos cambiaron.

— A mí en lo particular no me gustan mucho las verduras, pero debo aceptar que la mezcla de sabores me gusta, pensé que no sabía nada de cocina, pero con esto me prueba todo lo contrario— exclamó.

Sonreí ante su comentario.

— Muchas gracias, yo le llevaré esto a Zerek y ahora regreso por mi desayuno— le avisé antes de coger uno de los platos juntos con el jugo.

Hay que aparentar un poco que le tengo consideración porque no quiero que el trato que tenemos se dañe. Con cuidado subí a la habitación del recién nombrado que al parecer seguía durmiendo, no parece muy madrugador.

— Hora de levantarse— dije con tono alto cuando logré entrar a la habitación.

Este se quitó las sábanas y me miró mal, sentí su odio con esa mirada.

—Son las 5 de la mañana de un domingo déjame dormir en paz— exclamó molesto.

Que mal genio, sonreí al ver que está sería una buena oportunidad de devolverle el dolor de cabeza.

— Aquí está tu desayuno, levántate ahora o si no te lo tírare encima— le advertí.

Este se levantó rápidamente ¿Me cree capaz? Bueno tal vez si lo soy, este se sentó en la gran cama así que aproveche para entregarle el desayuno.

— ¿Le escupiste o lo envenenaste?— pregunto con miedo.

¡Mierda! ¿Por qué no se me ocurrió escupirle? Me falta odio a veces.

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