El Alpha Millonario © romance Capítulo 52

Pov Sara

Ya han pasado ocho meses desde que ocurrió el ataque a la manada y mi casamiento improvisado.

Si lo pienso de esa manera, casarme de un día para otro fue lo más loco que había hecho en mi existencia.

No negaré que me gustó, y mucho.

Pero luego de eso hubo un poco de desilusión, ya que el padre de mi ricachón se tuvo que ir de la mansión dado a que quería olvidar todo lo sucedido y necesitaba alejar los recuerdos que había en la manada y tal.

Wade respeto su decisión sin cuestionarlo y partió hace tres meses atrás, luego de eso él es solo trabajo y velar por mi cuidado como semihumana, aunque no sé por qué. Como seguía diciendo, luego de que me dijesen que soy prácticamente más humana que otra cosa me he cuidado un poco más, en realidad no yo, si no el ricachón.

Ha aumentado la seguridad para Amir y para mí al triple. No hay salidas si no está Paola o Roberto a mi lado y sobre Amir, mi hijo, pues como sabrán el crece a un ritmo sumamente rápido, tiene apenas ocho meses y ya camina y habla como un niño de un año o quizás dos y su fuerza cada vez es mayor, ya que antes de ayer le saco el aire a Ricky Ricón cuando se le tiro encima en el sofá de sala de estar.

En fin, la casa a estado un poco movida, hemos tenido visitas, los abuelos, primos de Wade, amigos lejanos, en conclusión, mucha gente que le reclamó por no invitarlos a la fiesta y claro está que a él como casi no le importa nada siempre evita la conversación rápido, pero fuera de eso todo es normal.

La alarma en la mesa de noche suena y me levanto de la cama con una gran pesadez. Debo ir a mi cuarto de estudio a verme con mis profesores de materia.

Sí, doy clases en la mansión con profesores pagados por Wade.

Mis pasos suenan por todo el piso de madera y me abrazo a mi misma tratando de encontrar calor en esta madrugada tan helada, me asomo al cuarto de Amir y lo veo durmiendo plácidamente con nana a su lado en una silla mecedora.

Entro al cuarto y con pasos ligeros llego hasta ella y remuevo un poco su hombro, su cara voltea hacia mí y suspira aliviada —¡Dios niña! ¿Me quieres dar un infarto? —habla suave y sonrío.

—Solo quiero que te acuestes a dormir por que debes estar agotada, él ya está dormido y no despertará, al menos no ahora—su vista viaja a mi hijo todo mal acomodado en la cama.

—Prefiero quedarme con Amir, me recuerda mucho a mi niño cuando era chico, es como revivir esa experiencia de tener a un bullero en la casa que desordena todo —siento unas manos en mi cintura y un pecho fuerte atrás mío.

—Sé que te encantaba que te botara las flores en el piso o que te sacara los polifones del sillón —alzo una ceja.

—Ricachón, ¿Qué haces aquí? —coloco mis manos arriba de las de él para soltarme y abrazarlo.

—Una linda gatita salió de la habitación dejándome solito y abandonado con este frío que hace hoy —ruedo los ojos divertida.

—Sabes que tengo que estudiar —susurro volteando a ver a Amir quien se remueve en su cama.

Empujo a Wade fuera del cuarto hasta el pasillo x—Tranquila, mi amor—cierro la puerta detrás de mí y me cruzo de brazos.

—¿No deberías estar dormido? —acuso.

—Te vine a buscar, tus profesores no pueden asistir hoy porque las vías para llegar aquí están atascadas —bajo mis brazos.

—¿De verdad? No será este uno de tus sucios planes —achico mis ojos.

—Dime, ¿Cuándo tu Alpha te ha mentido? —cuestiona con una ceja alzada.

—Si hablamos de mentiras —niego divertida y camino rumbo a la habitación otra vez.

Abro la puerta y el aire de la calefacción me pega de lleno, suspiro y entro al ambiente relajante.

Tú lo sientes espectacular, pero yo me muero del calor.

Y, pregúntame si me importa, loba tonta.*

—Quiero un beso —me tiro en la cama y volteo a mirarlo. Su cuerpo recargado en el umbral de la puerta es lo más sexy que mis ojos pueden ver en el día.

¡Que tentación!

—Pues no te lo daré, no te lo mereces por no avisarme lo de mis profesores —sonríe de lado.

—Ya veremos.

Oh no.

Él siempre dice eso cuando tiene algo en mente y no es nada bueno.

Camina donde estoy y me jala de los pies en la cama, mi vago intento de escapar se ve afectado por la colcha pareciéndome más a un gusano tratando de huir por su vida.

Su tonificada espalda y su hermoso trasero me reciben, mi mano instintivamente lo golpea y siento rápido como recibo yo una más fuerte—¡Hey! Más cuidado con mi retaguardia —cruza la puerta conmigo, corre por el pasillo y baja rápidamente las escaleras haciendo que me mareé un poco.

Camina con toda naturaleza a la cocina donde mi madre está arriba de la encimera con Matías entre sus piernas, sus besos resuenan por todo el lugar y carraspeo para que noten nuestra presencia.

—Hay niños, gente adulta que los puede ver, dejen de ser unos putos adolecentes enfermos por el sexo y compórtense, pero si no quieren, lárguense a la otra mansión que es su hogar o vayan a un cuarto, yo que sé —mi madre se separa un poco y gruñe al mismo tiempo que aprisiona a Matías contra ella.

Que estúpida se ve.

Desde que ha estado embarazada es más posesiva que nunca, no deja que ni siquiera se le acerquen a Matías, porque ya está el problema, lo que me recuerda que en pocos días da a luz.

Ruedo los ojos. Matías la baja de la mesa y me giña, sus pasos resuenan por todas las escaleras hasta desaparecer detrás de una puerta con ella, mi mundo se mueve y salimos a el frío patio, la semi-oscuridad es aterradora cuando se mezcla con un silencio abrumador.

Me baja al pasto y observa mi escuálido cuerpo con una sonrisa en la boca —Aquí te quedarás toda la madrugada hasta las siete de la mañana—abro los ojos tanto como puedo y antes de que pueda reaccionar y correr tras de él a la casa, él entra primero cerrándome la puerta.

Toco —¡Wade Adlen Dhall! ÁBREME LA PUERTA AHORA MISMO —silencio—Wade, por favor, hace frío —escucho su risa escaleras arriba y suspiro resignada.

No me abrirá la puerta si no le doy su dichoso beso.

La brisa sopla fuerte y me abrazo a mi misma.

Dormir con una camisa al ombligo y un pantalón algo corto no fue mi mejor decisión.

Claro que no, ahora mueve tu trasero a algún lado, hace frío.

Ahora te quejas.-

Veo a todos lados y no hay nada que me pueda ayudar, las lisas murallas que tiene la mansión en la parte de atrás sudan frío y la corriente eléctrica hace un sonido algo aterrador.

Junto mis cejas, ¿ahora que hago?

Ahí está. Puedo hacerme un espíritu.

Recuerda que si lo haces te debilitaras.

Vez otra opción.*

Solo no utilices toda tu energía.

Cierro los ojos y me dejo llevar, mi cabeza empieza a doler y abro los ojos de una viéndome transparente, corro como puedo y siento mi cuerpo desfallecer, me desplomo en el suelo de la carretera y un auto comienza a salir de una casa cercana.

—Ayúdame —confiada en que me escuchará el carro frena y de el se baja un chico alto.

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