El Amor De Antonio romance Capítulo 143

Clara lanzó una mirada de agradecimiento a Telma, quien sonrió levemente, -Vuelve al trabajo-.

Clara asintió con una sonrisa y luego regresó a su posición.

Tan pronto como se sentó, Alejandra se acercó, -Clara, ese nuevo presidente parece estar muy interesado en ti-.

-¿En serio?- Clara la miró.

-Sí. Elisa no deja de coquetearse pero Guillen ni siquiera la miró.-

Alejandra despreciaba mucho a Elisa. Esa mujer no tenía conocimiento de sí misma, pues, ¿era lo suficientemente buena como para tener algo que ver con la familia Colón?

-¿Y?- Clara se volvió de lado y la miró con calma.

-Pues... no hiciste nada cuando te parabas, y Guillen no solo te miró fijamente, sino que también te habló, es como...-

Alejandra inclinó la cabeza y pensó, -Es como si hubiera estado aquí para verte...-

Al escuchar eso, Clara se ríe, -Piensas demasiado. En el mejor de los casos, vino a verme porque escuchó rumores sobre mí.-

-¿Lo es?- Alejandra frunció el ceño con sospecha.

-Vale, a trabajar.-

Clara colocó un archivo en la mesa en la mano de Alejandra.

Después de hacer que Alejandra se pusiera a trabajar, Clara se calmó.

Mientras encendía el ordenador, recordó la forma en que el nuevo presidente la miraba hace un momento, era tan...directa, y con una pizca de interés.

No fue de extrañar que Alejandra pensara demasiado. ¿Quién miraría a alguien así la primera vez que se conocieron?

Clara sonrió y no pensó mucho. Deslizó el ratón y comenzó a trabajar.

...

Después de la promoción, la carga de trabajo también ha aumentado. Clara recurrió a horas extraordinarias para terminar el trabajo de hoy.

Era muy tarde cuando salí por la puerta de la empresa. Bajó los escalones rápidamente, pensando en tomar un taxi al costado de la carretera.

De repente, un Lamborghini rojo se detuvo frente a ella, bloqueándole el paso.

Clara frunció el ceño y se dio la vuelta para bordear el auto.

En este momento, la ventana bajó lentamente, era una voz familiar.

-Gerente Clara.-

Clara hizo una pausa y miró en la dirección de la voz, vio al nuevo presidente de la empresa, Guillen, mirándola con una sonrisa en el auto.

Clara arqueó levemente las cejas y dijo respetuosamente, -Presidente.-

-¿Saliste de trabajo?-

-Sí.-

-Sube. Te llevaré.-

Clara quedó un poco atónita, luego declinó, -Gracias por su amabilidad. Puedo tomar un taxi.-

Guillen no lo forzó, -Está bien. Hasta luego.-

Después, pisó el acelerador y se fue.

Al ver ese deslumbrante Lamborghini rojo desapareció en los autos innumerables, Clara frunció el ceño, sintiéndose inexplicable.

Si lo escuchó bien, el nuevo presidente acabó de decir -Hasta luego-, ¿se equivocó?

Clara frunció los labios y dejó de pensar en eso, si equivocó o no, no tenía nada que ver con ella.

Lo más importante fue volver a casa.

En este momento, Antonio ya debería estar en casa.

Pensando en él esperándola, Clara aceleró el paso y quiso regresar a casa de inmediato.

El mundo es realmente pequeño y está lleno de sorpresas por todas partes.

Por ejemplo, Clara vio a Guillen, el hombre que vio a la puerta de la empresa en su casa.

Clara quedó atónita por un momento, pero pronto se recuperó. Caminó tranquilamente hacia los dos hombres en la sala de estar.

Había experimentado demasiado durante este período y ya podía afrontar todo con calma.

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