El despacho del presidente.
Guillen Colón miró a las dos personas que se encontraban frente a la mesa, con los ojos profundos sin ver lo que tenía en mente en ese momento.
Sus dedos largos y delgados golpearon rítmica y suavemente el escritorio, y después de un largo rato, habló lentamente, -Elisa, ¿tiene algo que decir? -
-Señor Guillen, las cosas no son como dijo Telma. -
Mirando al atractivo hombre que tenía delante, Elisa explicó con impaciencia.
- ¿Oh? - Guillen Colón enarcó una ceja, - ¿Cómo fue eso? -
-Fue…- Elisa miró a Telma Losa a su lado y bajó los párpados, ahora no parecía nada engreída y dijo con cautela, -Fui yo quien tropezó accidentalmente con Clara. -
- ¿Accidentalmente? - Guillen Colón bufó, con una expresión instantáneamente seria, - ¿Crees que te creería? -
-Señor Guillen, no lo soy…-
Elisa trató de explicarse, cuando Guillen Colón levantó la mano para detenerla y se dirigió a Telma Losa y le dijo, -Busca a alguien en el departamento de medios de comunicación para que le ceda su trabajo, y luego que el departamento de RRHH le liquide el sueldo. -
-Sí. - Telma Losa respondió con respeto.
- ¡Espera un momento! - Al oír su despido, Elisa se mostró ansiosa, -Señor Guillen, déjeme explicarle, realmente no fue así, sólo me descuidé. -
Guillen Colón levantó la mirada y la miró con frialdad, con una sonrisa burlona en los labios, -Elisa, tienes que reconocer lo que te atreves a hacer. Así, pensaré que eres una persona recta y tal vez te dé otra oportunidad. -
Telma Losa frunció el ceño ante sus palabras y le miró con desaprobación, -Señor Guillen, Elisa ha herido deliberadamente a su compañera, una empleada así el Grupo Santa no la puede quedar. -
Elisa se enfadó, ¿la tal Telma Losa dijo eso a propósito para que la despidiera?
-Señor Guillén, sí, lo hice, pero me he dado cuenta de mi error y de ninguna manera quise herir a Clara. -
Porque Guillen Colón había dicho que Guillen podría darle una oportunidad si reconocía que lo había hecho.
No quería perder el trabajo.
Guillen Colón sonrió significativamente cuando la escuchó admitirlo, -Ahora que lo admites, te daré una oportunidad. -
Elisa sonrió, mientras que Telma Losa se puso nerviosa, -Señor Guillen, usted…-
Antes de que pudiera terminar su frase, Guillen Colón levantó la mano para detenerle, y entonces le oyó decir, -Telma, elija a alguien del departamento de medios para sustituir a Elisa como subdirectora. -
La alegría de Elisa se desvaneció en un instante.
Guillen Colón continuó diciendo, -Elisa, a partir de hoy serás una reportera habitual. -
Telma Losa no entendía por qué el señor Guillén quería quedarse con Elisa, pero la degradación de Elisa fue un gran consuelo.
-Señor Guillen, Alejandra Guzmán, del departamento de medios, lleva varios años trabajando en nuestra empresa y es una persona seria, meticulosa y amable, por lo que creo que puede ocupar el puesto de subdirectora. -
Telma Losa no ocultó lo mucho que le gusta Alejandra Guzmán.
Clara era muy inteligente y brillante, así que sus amigos tampoco estaban mal.
Esa muchacha... Guillen Colón enarcó las cejas y luego asintió, -Como consideres. -
-Señor Guillen, no estoy de acuerdo. -
A Elisa no le hizo ninguna gracia que le quitaran el puesto y volviera a ser reportera.
Si ya no fuera subdirectora, Clara estaría un escalón por encima de ella y seguro que le daría muchos problemas en el futuro.
Sería mejor despedirla que tenerla en un puesto inferior al de Clara.
-Esto es un castigo por el error que has hecho. - dijo Guillen Colón en voz baja.
-Pero…-
Elisa iba a explicarse cuando Telma Losa tomó la palabra y la interrumpió, -Elisa, el señor Guillén te ha dado una oportunidad. Si no estás dispuesto a reflexionar, deja el Grupo Santa. -
Mirando a Telma Losa, que la advertía seriamente, Elisa estaba furiosa.
¿Dejar el Grupo Santa? Elisa pensó en su mente que Telma Losa y Clara debían querer que dejara el Grupo Santa, pero ella definitivamente no se iría.
Así que respiró hondo, apartó el resentimiento y la indignación, trató de sonreír y fingió estar de acuerdo, -Gracias señor Guillén, agradeceré esta oportunidad. -
-Eso es bueno. - Guillen Colón sonrió satisfecho y les dejó volver al trabajo.
Una vez que se fueron, Guillen Colón sacó apresuradamente su celular y llamó el número de su cuñada Clara.
-Hola. -
La llamada fue atendida y se escuchó una voz.
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