El Amor De Antonio romance Capítulo 164

Se había tomado unos días libres, por eso, aunque Alejandra la ayudó con parte del trabajo, el trabajo pendiente seguía siendo demasiado.

Estuvo ocupada toda la mañana.

Finalmente, antes de almorzar, terminó la mayor parte del trabajo más importante.

Movió su rígido cuello, luego se dio la vuelta para preguntarle a Alejandra lo que iban a almorzar, y por el rabillo del ojo vislumbró una figura familiar.

Miró con atención, entonces un poco de interés apareció en sus ojos. Había venido la gente que venía a molestar.

Al enterarse de que Clara había vuelto al trabajo, Elisa no pudo contener su emoción y quiso ir al departamento de medios para humillarla.

Pero la secretaria del gerente general tenía mucho trabajo, por lo que no pudo moverse de su puesto. Solo pudo ir a buscar a Clara durante el descanso del almuerzo.

Clara y Alejandra intercambiaron miradas, aparentaban serias y calmadas sentadas en sus puestos, esperando que Elisa caminara hacia ellas.

Rodeada por sus seguidoras, Elisa caminaba lentamente como una orgullosa reina.

-Asistenta Elisa, ¿vienes a inspeccionar el trabajo?- preguntó Clara con una pequeña sonrisa cuando se acercó.

Elisa inclinó un poco la barbilla hacia arriba y la miró con los ojos entrecerrados llenos de desdén.

Se burló y dijo, -Algunas personas seguro que no se habían pensado que llegaría al puesto que estoy.-

Clara enarcó las cejas y repitió muy sinceramente, -Sí, la verdad es que no me lo pensé.-

Elisa no pensó que dijera eso, se sorprendió por un momento, pero pronto se recuperó.

-Clara, si yo fuera tú, elegiría sabiamente dejar esta empresa yo mismo. De lo contrario, quedarás muy avergonzada si algún día te despiden.-

Clara seguía sonriendo dulcemente, -¿Esto es una amenaza, asistenta Elisa?-

-Eres tan inteligente, lo que dices por supuesto es correcto.- Elisa sonrió arrogantemente.

¡Parecía que la malvada estaba orgullosa de haber conseguido algo de poder! Al ver a Elisa así, esa frase pasó por la mente de Clara.

Pero ella tampoco era una persona fácil de intimidar.

Clara se puso de pie repentinamente, aunque había una sonrisa en su rostro, su mirada era severa, -Asistenta Elisa, no te aconsejo alegrarte con antelación ante algunos asuntos, tienes que tener más cuidado, porque una vez obtenida la felicidad, lo que viene a continuación va a ser la tristeza. Además...-

Miró a Elisa y las demás de una en una, alzó su barbilla con arrogancia y frialdad, -Ni siquiera le doy importancia a Nidia, ¿crees que voy a tener miedo de tu amenaza, Elisa?-

-Tú...- Elisa palideció de repente, sus ojos se abrieron en grande con odio, apretó los dientes y gritó, -¡Clara!-

-Clara, veo que de verdad te crees alguien importante, pero solo eres una concubina. En el día que el señor Guillen se canse de ti y te eche patadas, veré si podrás ser tan arrogante.-

-¿Cómo se atreve a ser tan arrogante una mujer que seduce a los hombres porque tiene algo de belleza? ¡De verdad que existe de todo en este mundo!-

-Por eso no nos tiene miedo en absoluto. Porque abriendo un poco las piernas tiene a hombres que la apoyará.-

Al escuchar sus críticas groseras con sarcasmo, la expresión de Clara permaneció como antes, solo las miró con ojos fríos.

Sus bocas abrían y cerraban como patos, y el ruido que pronunciaban era muy molesto.

Alejandra no podía soportar más que dijeran esas cosas, así que se apresuró para ir a señalar sus narices y maldijo, -Parece que es cierto que la apariencia de una persona viene de su interior. Ya no es de extrañar que eres tan fea que provocas nauseas a la gente, porque tu mente es igual de repugnante.-

Cuando terminó de hablar, incluso se tapó la boca e hizo como si estuviera vomitando.

-¡Alejandra!-

Ese grupo de mujeres no aguantaban que las llamasen feas, de modo que en ese momento estaban a punto de ir a golpear a Alejandra.

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