El Amor De Antonio romance Capítulo 199

La enfermera limpió la herida. La vendó. Luego le indicó que tratara de no tocar el agua.

Le dio las gracias a la enfermera y luego se levantó y salió de la enfermería.

La luz brillante se derramó sobre el largo pasillo en silencio. Caminó lentamente hacia la sala de Clara.

Al pensar que Guillen todavía estaba allí, no quiso volver. Pero no podía marcharse de tal manera. Si no, Clara sospecharía.

Cuando estaba casi en la puerta de la sala, alguien abrió la puerta y salió.

Era Guillen.

Ella dio un paso atrás. Inconscientemente, estuvo a punto de darse la vuelta.

-Alejandra.- la llamó.

Se paró y apretó las manos para contener su ansiedad. Luego lo miró con frialdad. -Señor Guillen, ¿en qué puedo ayudar?-

Guillen no le contestó. En su lugar, se le acercó. Sus ojos recorrieron la venda que envolvía su mano. Un poco de dolor apareció en sus ojos.

-¿Por qué eres tan descuidada? - preguntó con voz suave.

Su tono era suave. Alejandra quedó en trance por un momento. Pero pronto se recuperó y dijo con frialdad -Si no hay nada más. Voy a entrar a hacerle compañía a Clara. -

Le pasó después de hablar. De repente, sintió un apretón en la muñeca que la había parado.

Al segundo siguiente, se cayó en un cálido abrazo.

-Guillen Colón, suéltame. -Ella forcejeó.

-No. -Guillen la abrazó con fuerza.

Si no fuera por la situación en la que se encontraba, habría gritado “¡Ayuda! ¡Pervertido!”

El olor de su aliento limpio y bueno estaba en la punta de su nariz. Sus ojos estaban rojos. Estaba claro que él no podía darle el amor que ella quería. Sin embargo, estaba tan cerca de ella. ¿Cómo podía ser tan odioso?

Respiró profundamente para calmarse y dijo sarcásticamente, -Eres un hombre maturo, pero molestas a una mujer de esta manera. ¿No es indecoroso?-

-Me gusta.- contestó él con una franqueza que le dio ganas de darle un puñetazo.

Alejandra estaba furiosa, -Guillen, no me toques más. ¡Ya basta!-

Guillen bajó la mirada. Sus ojos se fijaron en el rostro furioso pero delicada de ella y le dijo con una sonrisa, -Alejandra, Pediré la nulidad del compromiso. Promete ser mi novia. ¿De acuerdo?-

¿Cancelar el compromiso? Alejandra se quedó atónita y preguntó, -¿Estás loco?-

-No estoy loco. Clara tiene razón. La vida es mía. La felicidad es mía, también. Y tú eres mi felicidad por eso tengo que luchar por ti.-

Pensaba que se habría conmovido mucho al oír lo que habían dicho. Pero se limitó a preguntar con calma, -¿Clara lo sabe?-

-Sí, lo sabía.-

-¡Mierda!- maldijo. Lo empujó con todas sus fuerzas. Luego corrió hacia la sala a paso rápido.

Clara, que estaba leyendo un libro, oyó el ruido de unos pasos apresurados. Entonces levantó la vista y vio a Alejandra entrando corriendo. Levantó las cejas y cerró el libro. Sonrió suavemente y preguntó, -¿Qué pasa?-

Alejandra corrió hacia ella, jadeando ligeramente. Tentativamente la interrogó -¿Lo sabes todo? -

Clara entendió lo que le preguntaba. Sonrió y asintió, -Sí, lo sé todo.-

Alejandra maldijo en voz baja, -¡Joder!-

-¿Qué? ¿No quieres que lo sepa?-

Ella estaba tan molesta como si fuera muy grave que supiera ella el asunto.

Alejandra mordió su labio y movía la cabeza como negación, -Es que ...-

No sabía qué decir. Algo así había sucedido. En realidad era una cuestión de vergüenza de hablar. No se lo escondió a Clara con intención.

Clara la conocía desde hacía tantos años, podía entender su mente totalmente.

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