El Amor De Antonio romance Capítulo 205

Las yemas de sus dedos temblaron levemente. Ella curvó su dedo lentamente hacia arriba. Alejandra sintió las ganas de llorar y sus ojos su pusieron enrojecidos. Miró el hermoso rostro profundamente grabado en su mente y preguntó, -Xabier, eres tú. ¿Por qué no quieres reconocerme?-

Caían lágrimas calientes.

Ella lloró.

Gael sintió que su garganta estaba bloqueada, y bajó las pestañas para cubrir la angustia que pasó por sus ojos.

-Lo siento.-

Él dijo la frase fría, le dio la espalda y dejó de mirarla.

Amaya lo miró con la mirada pensativa, y luego miró a Alejandra, sus ojos se entrecerraron levemente, revelando un poco de frialdad, -Alejandra, como tu antigua compañera de clase, me gustaría aconsejarte. No te acerques aGael. Si lo haces la próxima vez, no te perdonaré.-

Ignorando el rostro de Alejandra pálido debido a sus palabras, Amaya tomó el brazo deGaely se alejó.

Alejandra se quedó en el lugar, mirando las espaldas de ellos saliendo juntos. Su visión se hacía borrosa poco a poco.

Poco después de que Alejandra se fuera, Guillen se levantó y la persiguió.

Cuando la vio caminar hacia un hombre y una mujer, redujo la velocidad y se detuvo a cierta distancia de ellos, escondiendo su figura en la oscuridad, mirándolos en silencio.

Vio todo lo que había pasado, y también escuchó la conversación entre ellos.

Obtuvo la información de que el hombre era un viejo conocido que Alejandra conocía, pero el hombre no lo admitió, y Alejandra estaba muy triste.

Estaba muy molesto cuando escuchó que llamaba a ese hombre “Xabier” con tanto cariño.

Entonces, contuvo su infelicidad y se acercó después de ver que el hombre y la mujer se habían ido.

Cuando se acercó, descubrió que ella estaba llorando.

Lo que estaba planeando interrogarla se quedó instantáneamente en su garganta, y no pudo decirlo.

Mirándola durante mucho tiempo y viéndola llorar, él suspiró, -Ellos se han ido, ¿por quién estás llorando?-

Tan pronto como dijo esto, fue como una pequeña llama que encendía un petardo y explotó en un instante.

Alejandra se enfadó.

Ella le gritó a Guillen con saña, -No es asunto tuyo, ¿te importa por quién lloro? De todos modos, no lloro por ti.-

Guillen se quedó atónito y luego su cara se hizo indiferente. Incluso si le gustaba ella, ser tratado por ella con esta actitud todavía lastimaba un poco su autoestima.

-Alejandra, ¿crees que me gusta preocuparme por ti? Si...- “No es que me gustes, ni siquiera te miro.”

No dijo esto, porque sabía que aunque lo había dicho, y ella tampoco lo haría caso.

Se rió burlonamente, no dijo nada, y se fue.

Sus llantos venían de forma intermitente detrás de sus oídos, como un mazo golpeando su corazón uno tras otro, provocando un leve dolor.

Su paró. Se rió en voz baja, y había un rastro de depresión en la risa. Al final, él quería dejarla así.

Volvió a su lado. El exquisito maquillaje se quitó por sus lágrimas. La situación se veía muy avergonzada.

Con un dolor en el corazón, él levantó la mano y acarició suavemente las lágrimas de su rostro con los dedos.

Y ella lo miró girando entre lágrimas, -¿Por qué regresas?-

Su voz era ronca por haber llorado tan fuerte, pero su tono seguía siendo tan poco ceremonioso.

Guillen no sabía qué decirle, y los movimientos de sus manos fueron aún más suaves, -No puedo dejarte así.-

Sonaba como una frase descuidada "No puedo dejarte así", pero estaba llena de su cariño.

El corazón se tambaleó ligeramente. Alejandra resopló, fingiendo ser desdeñosa y dijo, -No digas así, es inútil.-

Él se detuvo, miró directamente a sus pupilas llorosas, vaciló y preguntó, -¿Él es la persona que te gusta?-

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