El Amor De Antonio romance Capítulo 210

Al ver su incomodidad, Antonio arqueó levemente las cejas y en las comisuras de sus labios apareció una suave sonrisa.

Extendió la mano y le frotó el cabello con ternura, su mirada estaba llena de mimos, -Le pedí a Albina que te cocinara sopa de pescado. Luego puedes tomártelo.-

-Vale.- respondió ella dócilmente.

Los dedos de Antonio estaban jugando suavemente con su cabello fino y agradable, pero sus ojos se entrecerraron gradualmente, revelando un toque de luz fría que daba miedo a la gente.

¡Vasco Robledo!

Un hombre que se había acercado a Clara con motivos sospechosos.

Sintiendo el aura fría que él emanaba, Clara levantó la cabeza para ver su rostro frío pensativo. Sus ojos negros eran tan profundos que no se podía ver lo que estaba pensando en ese momento.

Ella frunció el ceño, luego susurró suavemente, -Antonio.-

Al escuchar su voz, Antonio bajó la cabeza para coincidir con sus ojos perplejos y dijo, -¿Qué pasa?-

Clara sonrió y negó con la cabeza, -Nada, solo tengo hambre.-

Antonio se rio y le frotó la cabeza ligeramente, -Te traeré sopa de pescado.-

-Sí.- Ella asintió sonriendo.

Y cuando se dio la vuelta para servirla sopa de pescado, la sonrisa en sus labios se desvaneció lentamente.

Mirando su espalda erguida, Clara frunció las cejas levemente, ¿estaba pensando en Vasco cuando su expresión era tan fría y aterradora?

¿Había malentendido a ella y Vasco?

Se mordió el labio ligeramente, pensando si sería mejor darle una explicación.

Antonio se dio la vuelta sosteniendo la sopa de pescado, entonces vio su rostro preocupado y no pudo evitar sonreír, -Clara, ¿te pasa algo?-

Clara alzó los ojos para mirarlo y sonrió agudamente, -estoy pensando en que me tomaré un plato o dos de sopa.-

Antonio sabía que eso no era lo que realmente se estaba preocupando, pero tampoco le destapó la mentira.

Simplemente le entregó el cuenco con una sonrisa, y dijo en voz baja, -Toma tanto como quieras.-

-Sí.- Clara sonrió, luego tomó el cuenco y el buen olor a sopa de pescado le llenó el olfato.

-Qué bien huele, tiene que estar delicioso.- dijo con una sonrisa, luego bajó la cabeza y cogió la cuchara para tomar la sopa lentamente.

Antonio se sentó en la silla de su costado y la miró en silencio, en sus pupilas oscuras se podía captar un ligero brillo con ternura.

Había un toque de calidez en la tranquila habitación del hospital.

Cuando ya terminó la sopa, Clara detuvo lentamente sus movimientos, estaba dudando aún si debería darle una explicación o no.

Levantó los párpados para mirar al hombre que estaba sentado en la silla, frunció los labios y finalmente abrió la boca, -Antonio.-

-¿Sí?-

Clara bajó la mano, vaciló y luego dijo lentamente, -No sabía por qué Vasco vendría a verme hoy. A parte de hoy, en total nos hemos visto dos veces. Una vez me salvó y la otra vez fue en la Ciudad Verde, así que hoy es la tercera vez que lo veo.-

Antonio la miró en silencio, sus ojos tranquilos e inquebrantables no revelaban si estaba contento o no.

Su tranquilidad hizo que Clara se sintiera muy insegura, y la mano que sostenía el cuenco se apretó inconscientemente con más fuerza.

Después de un buen rato, sonrió impotente, -Clara, ¿pensó que yo no creo en ti?-

-No es eso.- Clara negó levemente con la cabeza, -Simplemente no quiero que tengamos malentendidos.-

A veces, un pequeño malentendido era suficiente para afectar la relación entre dos personas, ella quería que fueran francos y honestos entres ellos.

Antonio miró su expresión seria y pensó por un momento. Enseguida se levantó para coger el cuenco que tenía en la mano y lo puso sobre la mesita de noche. Luego la tomó en sus brazos y acarició suavemente su suave cabello con la palma de la mano.

-Tonta.- dijo en voz baja, -No tendremos ningún malentendido.-

Su tono era tan firme que el corazón inquieto de Clara se calmó gradualmente cuando le escuchó.

-Antonio.-

-¿Sí?-

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