El Amor De Antonio romance Capítulo 211

Hoy, Lydia dejó sus costumbres de quedarse en cama hasta muy tarde y se levantó temprano a propósito.

Cuando se levantó, empezó rápidamente a asearse, maquillarse, escoger la ropa, zapatos y bolsos.

Puso en la cama casi toda la ropa de temporada que tenía en su armario. Miró cada pieza delante del espejo e iba a probarla si le parecía bonita.

En caso de que no quedase satisfecha después de probarla, volvía a elegir hasta que quedarse satisfecha.

Le tomó más de una hora elegir la ropa, sin mencionar los zapatos y los bolsos.

Cuando estaba a punto de salir, era casi la hora de entrar a trabajar.

Así que todo lo que llevaba eran prendas que había elegido muy atentamente, pero no esperaba que a él le desagradara tanto.

Al pensar en eso, Lydia se enojó cada vez más.

Mientras miraba a Aquiles, él seguía hablando sin parar.

-Estás en la empresa, no en una pasarela que puedes hacer espectáculo. Si tienes tanto tiempo para arreglarte, es mejor que lo emplees para leer algunos libros más. Ya que, si luego no te da tiempo de completar el trabajo, entonces no serás más que una mujer con apariencia, pero sin competencia...-

Lydia solo sintió que la ira se le aumentaba cada vez más, apretó los dientes y gritó, -Aquiles, ya basta.-

Aquiles cerró la boca porque estaba asustado por su grito, luego parpadeó mirándola con unos ojos un tanto inocentes.

Lydia dio un paso hacia delante y tiró de su corbata con fuerza, entonces le obligó a bajar la cabeza para encontrarse con sus ojos enojados.

Se sorprendió y luego gritó, -Solo estamos hablando, no me pongas las manos encima, Lydia.-

Cuando gritó, Lydia no consiguió aguantarse y soltó una carcajada.

-Aquiles, soy una chica, ¿cómo es posible que te pegue? ¡Qué estúpido! ¡Qué Cobarde!-

Lydia soltó la mano que sostenía su corbata y le puso los ojos en blanco con desprecio.

¡Le había llamado cobarde!

Aquiles se enfureció, -Lydia, no te creas que no me atrevo a hacerle nada a una mujer.-

-¿Ah, sí?- Lydia lo miró con desdén y con las manos cruzadas, -Entonces hazlo, veré si realmente te atreves a hacerlo.-

Con eso, Lydia se acercó a él, levantando la cabeza y mirándolo provocativamente.

-Yo…-

Aquiles levantó la mano, pero no pudo hacer nada.

-¿Qué pasa? No te atrevas a hacerlo, ¿verdad?- Se burló Lydia, levantó la mano para ordenarse el cabello y una sonrisa perversa apareció en su rostro.

-¡Co-bar-de!- Ella deliberadamente enfatizó cada sílaba y sonrió muy orgullosamente.

Aquiles rio de tanta rabia que sentía, -Lydia, de repente descubro que eres muy mona.-

-¿En serio?- Lydia se colocó el cabello y alzó un poco la mirada, -Eso demuestra que estás muy ciego, porque yo siempre he sido mona.-

-Sí, muy mona.- Aquiles asintió con indiferencia, y luego agregó, -Tan mona que nadie te quiere, tan mona que me da lástima la persona que es amado por ti.-

Después de hablar, le sonrió y luego dio un paso atrás, temiendo que ella le pudiera pegar.

-¡Aquiles!- Lydia corrió hacia adelante, levantando la mano para golpearlo.

Aquiles levantó las manos para protegerse y le advirtió, -No te me acerques,de lo contrario, no te aseguro lo que haré.-

-¿Ah, sí?- Lydia bajó la mano, -¡Entonces probemos a ver, cobarde!-

Dicho eso, continuó acercándose a él, y Aquiles seguía retrocediendo.

Hasta que su espalda tocó la pared y ya no tenía más lugar a donde ir. Aquiles fulminó a Lydia con su mirada, -Te lo advierto por última vez, si te acercas más, correrás riesgos y no me haré responsable.-

Lydia no se tomó en serio su advertencia y continuó cerrando distancia entre ellos.

Aquiles puso sus manos delante, cerró los ojos y giró la cabeza hacia un lado, luciendo como si ya no le importaba ni siquiera la muerte.

De repente, ella sintió que algo había tocado su pecho.

El ambiente del lugar entró en un silencio sepulcral por un instante.

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