Alejandra levantó la cabeza con los ojos cerrados, dejando que el agua fría le salpicara el rostro.
Estaba inmersa en sus pensamientos y no se dio cuenta de que alguien se acercaba silenciosamente detrás de ella.
De pronto alguien le sujetó de la cintura, por lo que abrió los ojos enseguida, volvió la cabeza y se encontró con un rostro guapo y enojado.
-¿Qué estás haciendo? ¿Torturarte a ti misma o mí?-
A Guillen no se le pasó nunca por la cabeza que el agua iba a estar tan helada. En el momento en que su mano tocó el agua fría, su ira brotó de su interior.
Ante su interrogación, Alejandra giró la cabeza con indiferencia, -No tiene nada que ver contigo.-
Su tono era tan frío que no había rastro de afecto.
Guillen se sorprendió por un momento, luego una risa fría apareció en sus labios, -¿Te has arrepentido?-
Alejandra no dijo nada.
Guillen entrecerró los ojos, una luz peligrosa brilló en sus ojos. Levantó la mano para pellizcarle la pequeña barbilla y la obligó a mirarlo, pero en lugar de mirarlo ella bajó la mirada tercamente.
Él esbozó una sonrisa encantadora, se inclinó más cerca y estaba a punto de rozar sus labios, pero ella giró su cabeza con fuerza y escapó de su sumisión.
-Guillen, no hagas que te odie.- dijo con frialdad.
-¿Odiarme?- Guillen enarcó las cejas levemente, luego movió su mano a lo largo de la hermosa curva de su cuerpo centímetro por centímetro, sus dedos le acariciaban con emoción, -Estabas muy entusiasmada anoche, no parecías odiarme, ¿eh?-
Alejandra cerró los ojos, su cuerpo temblaba ligeramente, odiaba su cobardía, porque sabiendo que lo hacía a propósito, no pudo evitar reaccionar con timidez.
-Guillen... te... odio.- Su voz sonaba partida porque estaba aguantándose su deseo instintivo.
-Pues ódiame.- Con una mano, Guillen la obligó a apoyarse contra la pared y, antes de que pudiera reaccionar, la penetró.
Por instinto primitivo, Alejandra se dejó llevar gradualmente.
Se había equivocado una y otra vez, ya no podía mirar atrás.
Después de que todo se terminó, la ayudó a ducharse y la llevó a la cama en brazos.
Alejandra tiró de la colcha y se cubrió, -Vete.-
Su voz llorosa se pronunció bajo la colcha.
Guillen miró fijamente la persona que se escondía debajo de la colcha. Pasó mucho tiempo antes de que abrió la boca, -Alejandra, si uno no para de engañarse a sí misma y a los demás, solo sentirá sufrimiento. ¿Por qué no afrontar a tus sentimientos con sinceridad?-
Ella guardó silencio.
Él continuó, -Te espero.-
Sabía que no tenía la idea clara aún, por eso no quería forzarla.
Así que recogió la ropa del suelo y se las puso una a una, luego dio una mirada profunda a quien todavía estaba escondida bajo la colcha antes de irse.
Algunas cosas no tenían porque tener prisa, tenía confianza en que ella vendrá a su lado.
Alejandra no fue al trabajo.
Telma hizo muchas llamadas, pero no obtuvo respuesta y, desesperada, tuvo que contactar con Clara.
Cuando Clara se enteró, inmediatamente llamó a Alejandra, pero igualmente nadie cogió la llamada.
Como Alejandra regresó de su casa anoche, le preocupaba que algo le hubiera pasado en el camino.
Muy preocupada, condujo directamente a la casa de Alejandra. Cuando acababa de llegar a la entrada y estaba a punto de tocar la puerta, la puerta se abrió repentinamente desde adentro.
La persona que salió dejó estupefacta a Clara.
Guillen no esperaba que Clara apareciera allí y se quedó atónito durante un rato.
Después de un tiempo, Clara pronunció palabra, -¿Por qué estás aquí?-
Si él estaba allí, ¿dónde estaba Alejandra?
¿Acaso ellos?
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