El Amor De Antonio romance Capítulo 218

Clara estaba sentada en el sofá y se volvió con los ojos llenos de preocupación para mirar a Alejandra que estaba sirviéndole agua.

No parecía que a Alejandra le pasase algo, parecía muy normal como siempre.

Pero cuanto más se ponía así, más preocupada estaba ella.

Conocía a Alejandra desde hacía muchos años, sabía que ella actuaba como si no hubiera pasado nada delante de la gente cuando se sentía muy triste.

En resumen, solo se lo estaba aguantando y no quería hacer preocupar a las personas que se preocupaban por ella.

Alejandra se acercó con un vaso de agua, puso el agua delante de ella y se sentó enfrente.

-¿Por qué se te ocurrió venir a verme?- preguntó Alejandra con una sonrisa.

-Telma me llamó y me dijo que no fuiste a trabajar y que no le cogías las llamadas. Estaba muy preocupada por si te pasaba algo, por eso vine.-

Cuando Alejandra escuchó eso, se puso de pie repentinamente, -Joder, se me olvidó que tenía que ir a trabajar.-

Con eso, levantó el pie y caminó rápidamente hacia la habitación.

Clara tenía los ojos puestos en ella, cuando la vio llegar a la puerta de la habitación, dijo en voz baja, -Alejandra, llora si estás triste, no lo aguantes todo.-

Al escuchar eso, Alejandra detuvo sus pasos y respondió sin mirar atrás, -Estoy bien.-

Cuando terminó de hablar, rápidamente entró en la habitación.

Al ver la situación, Clara suspiró profundamente, sin saber qué hacer.

Alejandra cerró la puerta cuando entró a la habitación, pegó su espalda contra la puerta y miró la cama desordenada, parecía que aún quedaba rastro de su olor en la atmósfera.

Sonrió amargamente con una expresión de soledad. Algunas personas eran como las drogas, una vez que lo habías probado, era muy doloroso si querías dejarlo.

Estaba angustiada, sentía mucha tristeza.

Agachándose lentamente, abrazó sus rodillas y hundió la cabeza entre las rodillas, no pudo aguantar más la pena que sentía en su interior y lloró amargamente.

Clara caminó hacia la puerta, levantó la mano para llamar, pero escuchó el llanto que venía desde adentro.

Su mano se quedó en el aire y luego suspiró suavemente, retiró la mano y se dio la vuelta.

Aunque quería estar a su lado, ella eligió desahogarse sola, eso significaba que no quería que otros la molestaran.

Entonces, solo podía esperar a que se calmara.

...

-Sí, estoy aquí con Alejandra. Le ha pasado algo, y no me quedo tranquila dejándola sola, por eso quiero acompañarla. No te preocupes, estaré bien.-

-Bien, adiós.-

Clara colgó la llamada de Antonio y fue a abrir la nevera.

Afortunadamente, todavía había comida allí.

Volvió a mirar la puerta que aún estaba cerrada y enarcó las cejas. Cuando Alejandra se cansase de llorar, definitivamente tendría hambre, así que tenía que cocinarle algo.

Sacó todo lo que quedaba de comida de la nevera, quería preparar mucha comida deliciosa para consolar a Alejandra.

Alejandra desahogó sus emociones tanto como quiso, y cuando ya estaba calmada, salió de la habitación.

Tan pronto como salió, olió el aroma de la comida, se sorprendió y luego se apresuró a ir a la cocina.

Cuando vio la persona que estaba cocinando en la cocina, enarcó las cejas y se acercó, -Clara, ¿por qué sigues aquí?-

Después de escucharlo, Clara la miró con una sonrisa gentil, -Ve a sentarte y prepárate para comer.-

Dicho eso, continuó ocupándose de las cosas que tenía a mano.

Acababa de ser dada de alta del hospital, su salud aún no se había recuperado por completo y ya le había hecho preocupar por sus asuntos.

Alejandra sintió mucha pena por ella.

Se acercó y tomó el cuchillo de la mano de Clara, -Yo te ayudaré.-

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