El Amor De Antonio romance Capítulo 226

Tan pronto como dijo esas palabras, el rostro de Clara cambió levemente, -¿Ya viniste a buscar a Gustavo?-

-Por supuesto.- Cecilia no ocultó sus ambiciones esa vez, -Ya que quiero el puesto de presidente del Grupo González, lucharé por todas las condiciones que me favorezcan.-

Efectivamente, había llegado tarde.

Clara respiró hondo, -Gustavo dijo que no va a apoyar a nadie, ¿acaso me mintió?-

Originalmente, solo quería verificar con lo que dijo Gustavo, pero no esperaba que realmente pudiera comprobar si era mentira o no.

Clara se percató de ese rastro de conciencia culpable que pasó por el rostro de Cecilia cuando escuchó su pregunta.

Entonces se quedó más tranquila y levantó los labios, -Parece que Gustavo tampoco ha aceptado apoyarte.-

-Lo hará, él me apoyará.- Cecilia, que había sido descubierta, se veía un poco ansiosa, porque el voto de Gustavo era crucial para ella y Clara, por lo que no podía perder ante Clara de ninguna manera.

Clara sonrió sutilmente, -Entonces esperaré a ver en la reunión de accionistas.-

Dicho eso, se dio la vuelta. La sonrisa en su rostro desapareció instantáneamente y sus ojos estaban muy firmes. Estaba decidida en que no iba a renunciar el voto de Gustavo.

-Aquiles, hazme un favor.-

-Si necesitas ayuda, sólo dilo.- Aquiles se giró para mirar a Cecilia y Francisco, un rastro de crueldad apareció en sus ojos negros, -Incluso si quieres que mate a esos dos, estoy dispuesto a hacerlo.-

Al escuchar eso, Clara detuvo sus pasos, volvió la cabeza y lo miró con impotencia, -Somos gente que respeta las leyes, no hacemos eso de matar a una persona porque sí como los mafiosos.-

Aquiles se encogió de hombros, luciendo inocente, -Solo estoy bromeando, era un ejemplo.-

Si realmente tuviera que matar a alguien, tampoco podría llegar a hacer tal crueldad.

Resultó ser una broma.

Clara suspiró impotente y luego siguió adelante.

-Ayúdame a encontrar a alguien que se quede vigilando a Gustavo, quiero saber lo que hace a cada hora.-

Hoy era la primera vez que venía a visitar a Gustavo y era normal que no le hubiera dejado entrar.

Aunque la familia González y Gustavo tenían una relación muy cercana, no estaba obligado a ayudarla, así que todavía tenía que mostrar sinceridad para conmover a Gustavo. Quizás eso podía funcionar.

Al ver a Clara irse con ese tal Aquiles, los ojos de Francisco se entrecerraron, parecían apagados y confusos.

-Clara, dejaré que seas arrogante por unos días más, porque en unos días te haré perderlo todo y nunca podrás recuperar nada.- Al ver la espalda de Clara marchándose, los labios de Cecilia se curvaron con una sonrisa siniestra.

Francisco la miró entrecerrando los ojos, -¿Estás segura que podrás ganar?-

-Por supuesto.- dijo Cecilia con tono afirmativo, pensó que estaba destinada a ganarse el Grupo González.

-Bien entonces.- Francisco retrajo la mirada y aprovechó la ocasión para ocultar la tristeza de sus ojos.

Si podía apoderarse del Grupo González, el Grupo Pastor conseguirá más éxitos y pasará a un nivel más alto.

Cecilia no conocía sus pensamientos ocultos, pero aun así le confesó su sinceridad.

-Francisco, confía en mí, si te lo prometí, puedo hacerlo.-

-Claro que confío en ti.- Francisco levantó la mano y le acarició suavemente la mejilla, sonriendo como un caballero.

-Francisco...- Su confianza conmovió mucho a Cecilia, y se sintió más desesperada por conseguir el Grupo González, porque de esa manera se convertiría en su esposa oficial, la señora de la familia Pastor.

-Vamos a darnos prisa en subir, el hijo y la nuera de Gustavo nos están esperando.- Cecilia tomó la delantera hacia las escaleras del edificio.

Por su lado, Francisco se quedó quieto allí, observando su figura subiendo las escaleras. Su mirada parecía desinteresada, como con un rastro de disgusto.

-Francisco, vente rápido.- Cecilia se paró en las escaleras y lo instó.

Sus ojos brillaron, entonces movió sus pasos para dirigirse a ella.

-¿Cómo está la situación?-

Lydia dejó la bandeja sobre la mesa, luego se sentó enfrente y miró a Clara con cara dudosa. Pero esta última estaba tomándose la sopa lentamente.

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