El Amor De Antonio romance Capítulo 241

¿Qué? ¿Estuvo citando a ciegas?

Lydia levantó la cabeza mirándolo fijamente con los ojos llenos de incredulidad.

¡Después de mucho tiempo, resultó que tenía una cita a ciegas!

-Aquiles... ¡Qué bastardo eres!-

La mujer mimada se escapó enojada.

Finalmente se terminó esa farsa.

Levantando las cejas, Aquiles soltó a Lydia y le dijo, -Muchas gracias. Si no apareciste de repente, ¿cómo puedo deshacerme de esa mujer mimada?-

Al escuchar esto, Lydia reaccionó lentamente y preguntó frunciendo el ceño, -¿Me estás aprovechando?-

-¿No es un provecho sino una ayuda mutua entre amigos.-

Mientras dijo, Aquiles levantó la mano para abrazarla el hombro, -Para expresarte la gratitud mía, te invitaré a una deliciosa comida.-

No se dio cuenta de que el peligro se acercaba secretamente.

¿Una ayuda mutua entre amigos?

¿Le había pedido su opinión?

Si no lo hizo, ¡resultó que estaba aprovechándosela!

Lydia hundió los ojos con la mano colgado al lado que se apretó con fuerza y de repente se levantó un puño golpeando el puente de la nariz de Aquiles.

-¡Maldita sea!- Aquiles fue golpeado con la guardia baja sin evitar decir las palabras sucias.

-¡Lydia! ¿Estás loca?-

Aquiles le gritó frotándose la nariz dolorida.

¿Era una mujer violenta? Les palearía cuando estaba en desacuerdo con los demás. ¿No se preocupaba por que nadie se atreva a enamorarse con ella?

Lydia lo miró con frialdad, -Aquiles, ayer me invitó para que te ayudara a arruinar la cita a ciegas, ¿si?-

Bajo la mirada feroz, Aquiles miró culpable hacia otro lugar y no atreva a preocuparse por el golpe, sabiendo que había estado equivocado.

Ella solo lo pensó, ¿por qué hizo una cita con ella? Resultó que él tenía otro propósito.

Se sintió triste como el corazón que se hundía en el sótano de hielo de repente.

Sabía claramente que estaba decepcionada de él.

¿Son sus cosas?

Francisco pensaba con mucha duda, frunciendo el ceño con más fuerza.

-Alfredo, ¿qué pasa?- Cecilia levantó la voz y le preguntó al ama de casa a su lado.

¿Por qué sus cosas estaban amontonadas aquí en un lío? Nunca había decido nada sobre mudarse.

-Esto... - Alfredo echó una mirada a Francisco y parecía avergonzado, no sabiendo cómo responderla.

En ese momento, llegó una voz fría, -Era yo, quien pido que el sirviente mudara sus cosas aquí-

Francisco y Cecilia miraron hacia la dirección de la voz y vieron a Teresa, la amante de la Familia Pastor, quien bajó lentamente de las escaleras y luego caminó hacia ellos.

-Teresa, ¿qué significa?- preguntó Cecilia, señalando el montón de cosas.

-¿Qué significo?- Teresa la miró con frialdad y resopló con frialdad, -la Familia Pastor es tan pequeña para contenerte.-

En vez de la ternura y la bondad de los dos días anteriores, Teresa se había vuelto mezquina y indiferente.

Lydia tomó una respiración profunda, -Aquiles, aunque somos amigos, si quieres que te ayude, debes avisarme con anticipación, de lo contrario, de lo contrario... -

-De lo contrario, ¿qué?- preguntó Aquiles con duda.

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