El Amor De Antonio romance Capítulo 265

José se despertó de madrugada por una frenética serie de llamadas de su jefe.

Descolgó el teléfono con inquietud. Enseguida sonó la fría voz del jefe.

-José, ven al hospital de la ciudad. Tienes diez minutos para llegar. -

No le dio la oportunidad de decir nada y colgó.

José sostuvo el teléfono. Su cara estaba llena de confusión. ¿Qué hace este presidente ahí fuera?

¿Le ha dicho que llegue al hospital de la ciudad en 10 minutos?

¡Está seguro de que el presidente cree que está pilotando un avión!

José se resignó a levantarse, aunque se sentía muy confundido y gruñón.

Como empleado, ¿quién puede decir que no al jefe?

José realmente conducía el coche como un avión. Afortunadamente, por la mañana temprano. Había muy pocos coches en la carretera. De lo contrario, no habría podido entrar a toda prisa en la sala en los últimos segundos de los 10 minutos.

Antonio miró su reloj, -Justo a tiempo. -

José se quedó sin palabras. ¡Realmente estaba contando el tiempo con su reloj!

¡No tiene nada que hacer!

José se acercó a él y le preguntó respetuosamente, -Presidente. Me ha hecho venir con tanta prisa, ¿tiene algo que decirme? -

Los ojos de Antonio le dirigieron una mirada débil. Tráeme los vídeos de vigilancia de ayer.

-¿Eh? - José se congeló, -Pero no tengo mi ordenador.-

Se le escaparon las palabras. José pudo sentir la frialdad que rodeaba a su jefe, -Voy a volver a buscar mi ordenador. -

Estuvo a punto de darse la vuelta y salir.

-No hace falta. Llama a Aquiles y que te lo traiga. -

-De acuerdo. - José salió a hacer la llamada sin esperar ni un segundo.

-¿Dónde está José? - Clara salió del baño. Al no ver a José, preguntó extrañada.

Le pareció oír la voz de José en el baño. ¿Por qué no lo vio cuando salió?

-Salió a llamar. - Antonio respondió con indiferencia.

-Oh. - Clara frunció los labios. Luego miró a su alrededor. -¿De verdad has puesto un monitor en la habitación? -

-Sí. Cuando llegó papá. Le pedí a José que viniera a instalar un monitor por si acaso. -

Clara estaba sudando. Como hija de su padre, ni siquiera había pensado tanto en ello. Antonio había pensado mucho en ella y en papá. En comparación. Esta hija parece ser un poco fracasada.

Pero al mismo tiempo. Todavía se sentía muy conmovida de que él hubiera hecho tanto por sí misma.

-Antonio, gracias. - Sonrió y dijo en voz baja.

Antonio levantó ligeramente las cejas. Sus labios se curvaron. Querida, esto es lo que debería hacer. No es necesario ser tan educada entre marido y mujer. -

Los dos se sonrieron. No era necesario decirlo con palabras.

Fuera de la ventana, el cielo ya era brillante. La luz del sol naciente brillaba ligeramente en la habitación.

Aquiles llegó al hospital con el ordenador. Después de entregar el ordenador a José. Se dirigió a la cabecera de la cama. Observó el estado de Adolfo. Luego levantó la mirada hacia Clara, que estaba sentada al otro lado de la cama, -¿Algo ha pasado? -

-El tubo de respiración fue cortado. Adolfo fue reanimado por la mañana. -

La respuesta fue corta y sencilla.

Aquiles la entendió enseguida. Se volvió hacia José, que estaba sacando la tarjeta de memoria del monitor, -Así que ahora estáis tratando de comprobar la vigilancia para ver quién cortó el tubo de respiración, ¿verdad? -

Clara asintió, -Pero ya sabemos quién es. La vigilancia es sólo para asegurarnos de que es la misma persona.-

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