El Amor De Antonio romance Capítulo 286

Al ver salir el coche de Antonio, María no pudo evitar exclamar asombrado, -Señor Antonio es realmente tan inalcanzable como dicen.-

Al oírlo, Clara giró la cabeza, lo miró de arriba abajo, luego asintió y dijo, -Es cierto que es mucho más alto que tú.-

Antonio medía más de un metro ocho, mientras que María sólo medía un metro siete justo, por lo que sí había esa pequeña diferencia de altura.

María estaba muy embarazoso y dijo, -¡No me refiero a la diferencia de altura!-

-Lo sé, solo bromeaba contigo.- Clara le dio una palmadita en el hombro y dijo, -El vídeo está hecho, así que volvamos a escribir el guión.-

El encuentro con Antonio en el centro deportivo fue solo un pequeño episodio para Clara, sin embargo, para María era diferente.

-¡Es tan guapo Antonio!-

En cuanto María regresó a la empresa, presumió ante sus colegas de haber conocido a Antonio, alabándole constantemente por su atractivo aspecto.

-Señor Antonio es realmente tan guapo que parece al príncipe de un dibujo animado y tan guapo que me deja sin aliento.- dijo Rebeca Morterero, una pasante como María, quien fue fascinada, sujetándose la cara con las manos.

-Más que impresionante.- otra compañera también mostró una mirada anhelante y fascinada, e incluso cantó, -Solo por haberte mirado una vez más entre la multitud, nunca más podré olvidar tu cara... -

Clara los miró sin palabras. Todo fue fascinado como si hubieran sido envenenado por Antonio y completamente adicto tanto a su belleza que no pudo desprenderse de él.

Era el hombre pertenecido de Clara quien estaba muy orgullosa de que lo piropearan así.

Sin embargo, también era una gran distracción para el trabajo.

Así que se levantó y caminó silenciosamente detrás de María, que no se dio cuenta de esto y siguió hablando sin cesar, -Él realmente me sonrió, si yo fuera una mujer definitivamente estaría tan encantado por él que perdería mi alma... -

Clara recorrió a varias personas además de María con la indiferente mirada, todos rieron torpemente y luego se apresuraron a volver a sus puestos de trabajo.

Al ver esto, María se sorprendió y les gritó, -Sigo hablando, ¿por qué huís? ¡Qué incómodo!-

No quedó otra salvo huir.

Justo cuando terminó de gritar, recibió un fuerte golpe en la cabeza.

-¿Quién?- María volvió la cabeza con rabia.

Clara le miró con una sonrisa, -Te lo estás pasando bien, María.-

María, que todavía estaba a punto de enfadarse, apagó su fuego antes de que pudiera hacerlo al ver a Clara.

Mostró una agradable sonrisa, -Clara, así que eres tú.-

-Por supuesto que soy yo, si no, ¿quién crees sería?-

La sonrisa en su rostro se volvió cada vez más brillante, pero María se sintió incómodo y sacudió la cabeza con una sonrisa embarazosa, -No pienso más porque aquí nadie más se atreve a golpearme la cabeza salvo tú.-

-¿Pues?- Clara levantó las cejas y preguntó, -¿Así que me estás culpando?-

-No me atrevo.- María seguía sonriendo secamente.

Clara tampoco habló más palabras inútiles con él y le dijo directamente, -Está prohibido charlar de algo en horas de trabajo, eres libre de hablar sobre cómo quieres hablar después del trabajo.-

Hablando aquí, miró la página del documento en blanco en la pantalla de su ordenador y frunció ligeramente el ceño, -Date prisa en escribir el manuscrito y dámelo antes del trabajo.-

Tras decir esto, volvió a golpearle la cabeza antes de darse la vuelta y regresar a su asiento.

Una vez que la vieron marcharse, los demás giraron la cabeza hacia María, sonriéndole.

María apretó los puños como si quisiera darles un puñetazo, pero no esperaba que empezaron a reírse aún más alegremente.

Al final, María solo pudo tocarse la nariz con sarcasmo y escribir obedientemente su manuscrito.

Clara recibió repentinamente un ramo de flores al final del trabajo.

Era un ramo de rosas rojas.

En el momento en que recibió las flores, se quedó estupefacta.

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