El Amor De Antonio romance Capítulo 411

Lydia debió irse de la empresa corriendo y llorando, los colegas de al lado todos estaban sorprendidos sin saber qué había pasado.

Sin embargo, Clara se enteró de esto muy pronto.

¿Lydia estaba llorando?

Clara frunció las cejas, el primero que se le ocurrió fue Aquiles, pensando que si él había hecho algo a Lydia.

Llamó a Lydia muchas veces, pero todas fueron colgadas por ella.

Ella se dio cuenta de la gravedad, subió y fue por Aquiles para preguntárselo bien.

El ascensor llegó la planta que estaba la oficina del gerente, una vez que se abrió la puerta, se miraron a los ojos con la mujer que estaba esperando el ascensor.

Ella frunció las cejas y salió del ascensor despacio sin mover su mirada de esa mujer.

Aquella mujer rio hacia ella y entró en el ascensor con paso grande y pulsó el botón, la puerta se cerró lentamente, lo que le tapó la vista.

Ante el ascensor, Clara vio la puerta cerrada pensando en algo.

Aquiles salió de la oficina y vio la figura que estaba frente al ascensor, frunció las cejas y se le acercó.

-Clara, ¿qué haces aquí?- preguntó él.

Al oír su voz, Clara volvió la cabeza y preguntó directamente, -¿Quién es esa mujer?-

Aquiles se quedó aturdido, y luego reaccionó diciendo, -Una amiga.-

¿Amiga? Clara se puso un poco dudosa y preguntó, -¿Antes te ha buscado Lydia?-

-Sí.-

-¿Ella también ha visto a esa mujer?-

-Sí.-

Clara entrecerró los ojos y lo miró con una mirada seria, -Aquiles, ¿no me cuentes que tienes algo con esa mujer?-

Aquiles se quedó mudo.

Clara abrió desmesuradamente los ojos y exclamó, -Aquiles, ¡No me asustes!-

Aquiles esbozó una risa de disculpa, -Lo siento, Clara, te he decepcionado.-

Su disculpa la quedó tan defraudada que ni pudo decir una palabra un buen rato.

En su impresión Aquiles no era una persona inconsistente, ella no creyó que él fuera a hacer algo que traicionara a Lydia.

-Aquiles, mírame a los ojos, dime, ¿de verdad tienes algo con esa mujer?-

Aquiles rio, -Clara, ¿tiene sentido hacer esto?-

-No digas tonterías, hágalo.- Clara puso los ojos en blanco.

Sus ojos eran limpios y claros, como si pudieran calar todo, él tuvo miedo de que fuera calado por ella.

Él rio y dijo, -Clara, no hace falta, la verdad no se convierte en la falsedad.-

Clara lo miró fijamente, después de un buen rato, ella dijo de repente, -¿Has vuelto a la familia Díaz?-

Aquiles asintió, -Sí, he vuelto.-

-¿Pues ya lo sabes todo?-

-Sí.-

Clara lo siguió mirando un tiempo y dijo, -Lo siento, Aquiles, es la cosa de Antonio y yo, pero implicamos a ti y a Lydia.-

Aquiles tuvo una risa impotente en la cara, -Clara, no necesitas disculparme, no es cosa de implicarme, es la tristeza como un miembro de la familia Díaz.-

-¿Así que has cedido?- preguntó Clara tanteando.

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