El Amor De Antonio romance Capítulo 69

-Sí-

Antonio afirmó con la cabeza. Su vista pasó por toda la tienda, cayó rápidamente en unos conjuntos de ropa, y los pidió a la vendedora inmediatamente.

A Clara no le quedaba el tiempo para reaccionar, y se empujó en el probador.

Cuando se vestía la ropa, mirándose en el espejo, estaba muy asombrada.

Su marido contaba con un buen gusto, el estilo de la ropa elegida por él tenía una gran variedad: el estilo de celebridad, el traje de negocios, el estilo de dama, y estilo sexy... Pero cada modelo podía realzar completamente la diferente belleza de Clara.

Incluso Clara ella misma no soportaba admirarle, pensando que en comparación con su gusto, el de ella era peor.

Ella echó una mirada a él, le contó en un tono como le dijo Antonio antes, -Mi amor, pareces muy experimentado en seleccionar la ropa por las mujeres-

Antonio encogió de hombros riendo, -Soy similar a ti que me pongo en contacto con el mundo de la moda por largo tiempo-

Lo que dijo le movió a risa a Clara, pero su expresión era seria, -Sin embargo, tengo mucha ropa. Basta con que me compres uno o dos conjuntos de ropa y no hagas demasiados gastos-

-Quiero comprarte todo- El hombre le contó con voz baja sin parpadear los ojos.

La chica no sabía si iba a reír o a llorar, -Estos son quince conjuntos de ropa, aunque yo me los vista todos los día, me costará medio mes. Y el precio en suma es alto que vale mi sueldo de unos meses-

-Esta tarjeta tiene una línea ilimitada que es suficiente para para comprar todo el centro comericial. En otro caso, si insufiente, llamaré a Aquiles que venda el coche-

¡Qué viril era Antonio que hizo temblar el corazón de la chica!

¿Era suficiente para comprar todo el centro comercial?

¿Qué rico el marido con que había casado ella?

Estaba callado un buen rato, y finalmente pidió a la vendedora que envolviera todos los vestidos debido a que no tenía otra alternativa.

Después de salir del hipermercado con muchos artículos, ya era el mediodía, por eso los tres encontró al azar un restaurante cercano para comer.

Estaba digno de mencionar, debido a que acompañaba con dos guapísimos, en todo el camino, Clara recibió muchas vistas de los peatones. ¡Qué guay!

Pero ella también aceptó el bautismo de la vista envidiada de las mujeres, como si se disparara con las flechas miradas.

Por la tarde, ellos encontraron una caferería en los alrededores, tomando el café y disfrutando del tiempo libre precioso. Cuando regresaron a casa por la noche, Antonio le preguntó a Clara, -¿Esta noche si quieres acompañarme a asistir a una fiesta?-

-¿Una fiesta?-

Clara guiñó los ojos sin estar de acurdo con él inmeditamente. Le preguntó fijándose, -¿Quién va a presentarse?-

-Mis amigos-

Antonio lo trataba ligeramente.

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