El Amor De Antonio romance Capítulo 236

Grupo Nevada

En una enorme sala de reunión, con el ambiente tenso, todo el mundo estaba sentado en su asiento mirando seriamente hacia un gerente presentando su informe.

Mientras que, Antonio aparecía distraído, levantó la mano y miró al reloj.

José Campos, que estaba al lado de él, murmuró, -veintisiete veces.-

Era un recuento de las veces que Antonio había mirado el reloj, desde el inicio de la reunión hasta ahora.

Él nunca había actuado de esta manera en una reunión, despistado. Parecía que se preocupaba por alguna cosa y no podía prestar la atención a esta reunión.

A lo mejor estaba preocupado por su mujer.

Puesto que hoy era el día de la reunión de los accionistas del Grupo Gónzalez, con el fin de seleccionar el nuevo presidente de la empresa y su mujer era una de los participantes.

Ahora sí, era normal que se preocupara por ella.

Mientras que José Campos estaba distraído pensando en el motivo de la distracción de su jefe. De repente, sonó el tono de su móvil.

El ambiente se ponía cada vez más tenso, todo el mundo estaba sospechando de quién ha sido la llamada y quién era el atrevido de no apagar su móvil en esta reunión.

Luego, se veía que Antonio sacó el móvil de su bolsillo y contestó.

José se quedó muy sorprendido por esto, aparte de que no estaba atento en la reunión, ni siquiera apagó el móvil.

Ya podíamos imaginar cómo de sorprendido se quedaría el resto de las personas.

Giró la cabeza y miró hacia los demás, obviamente, se encontró a ellos boquiabiertos.

No obstante, lo siguiente que ocurrió era lo que realmente impactó a la gente.

Antonio cogió el teléfono, sonó una voz extraña y ansiosa, -¿Eres el marido de Clara? Ella está en el hospital ahora…-

No dejó que la otra persona acabara, colgó y salió corriendo de la reunión. Dejando a los miembros de la reunión tirados con la cara llena de incredulidad.

Al ver eso, José se levantó enseguida y dijo, -Levantamos la sesión de hoy.- Nada más terminar de decir, se marchó rápidamente junto con su jefe.

Un Maybach negro estaba yendo a toda velocidad en la carretera, tan rápido que hacía que los otros coches cedieran el paso a éste.

Menos mal que era de mediodía, no había tantos coches circulando, sino con la velocidad que llevaba causaría graves accidentes de tráfico.

Justamente, les pillaron con un semáforo en rojo.

Cuando José estaba frenando, sonó una voz gélida desde el asiento trasero.

-No pares, sigue conduciendo.- dijo Antonio. José mostró una serie de desacuerdo con la decisión pero no dijo nada, aceleró y saltó el semáforo.

La trayectoria desde Grupo Nevada hacia el hospital tardaba alrededor de media hora pero tras saltarse varios semáforos en rojo, había logrado reducir en un cuarto de hora. Con esto, podíamos intuir lo rápido que iba el coche.

Clara solamente hizo daño en la espalda, no mostraba otros problemas en el resto del cuerpo. Por lo tanto, se despertó en seguida.

Nada más despertarse, vio a Gustavo sentado al lado de su cama.

Él se dio cuenta de que Clara se había despertado, se levantó enseguida y le preguntó, -¿Te encuentras bien, sientes dolor en alguna parte?-

Al ver a Gustavo con esta cara de llena de preocupación, le hizo recordar a su padre. La contestó con una sonrisa de forma inconsciente, -Estoy bien.-

Mientras hablaba, ella quería levantarse, pero este intento le ocasionó un daño pertinente a la herida de la espalda, gritó por el dolor y casi se cayó de la cama.

Esto asustó muchísimo a Gustavo, le preguntó con ansiedad y preocupación. -¿Estás todo bien, te has hecho daño?-

Clara le respondió con la cabeza, -No pasa nada, simplemente he chocado un poco contra la herida.- Gustavo no se tranquilizó con esta simple respuesta y dijo, -Mejor llamo al médico a que te revise de nuevo.-

-No hace falta, tío Gustavo…- ella intentó llamarle pero no llegó a lograrlo. Al ver la prisa que tenía Gustavo, Clara no pudo hacer otra cosa que sonreír y girar la cabeza de impotencia.

Giró la cabeza hacia la ventana, el sol de la tarde era muy agradable, el cielo era más azul que el resto del día. Todo esto le hacía sentir más relajada y aliviada.

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