El Chico Dhall © romance Capítulo 16

Capítulo quince

Pov Elián

Dejo el contrato en la mesa mientras veo como los dueños del edificio de al lado ven la cifra dudosos.

O la aceptan o se van a la ruina, porque personalmente les haré la vida de cuadritos.

La primera tarea que mi padre me dejó fue intentar comprar la construcción de al lado, ¿con que fin? No lo sé, solo sé que quiere esa obra y yo la tengo que conseguir.

Claro y fácil.

—Lo que pasa es que nuestro edificio está valorado en más de quince millones de dólares y usted nos están dando simplemente veinte y eso a nosotros no nos parece algo justo el solo tener de ganancia cinco millones.

Sonrío mientas juego con el bolígrafo en mi mano —Según fuentes que consulte, su construcción no vale más de diez millones —tiro de la silla hacia atrás y voy hasta las grandes ventanas que dan a esa pequeña obra al lado de nosotros.

—¿Y quién dice eso? —ataca una de las accionistas —¿un niño como tú que no tiene idea del mundo empresarial? —la veo por encima de mi hombro y está se levanta —lo siento, pero nuestro edificio no está en venta y ya lo hablamos.

Me giro antes de que pase por las puertas de la sala de reuniones —Si pasa del marco se cancela el contrato —veo al dueño jugar con sus dedos sin decir ni una sola palabra —¿se lo dice usted o se lo digo yo? — alza su mirada sin decir nada y decido hablar por él —están prácticamente en la ruina —suelto y es suficiente para que la señora detenga su andar antes de cruzar las puertas —es cuestión de meses para que el banco les quite el edificio y yo, como buena persona, les estoy ofreciendo los cinco millones que deben para que paguen al banco, más el dinero de la construcción original y cinco millones en ganancia que en total son veinte millones de dólares —dejo el bolígrafo sobre la mesa —pero a mí sinceramente me da igual si no firman el contrato, ya que en unos cuantos meses el banco tendrá la obra y yo podré comprárselas a ellos directamente —mis ojos se topan con los suyos detrás de esas grandes pestañas falsas —¿quién es el niño ahora?

Ella aprieta su mandíbula y ve al dueño general —¿Es cierto eso? —este la observa con ojos preocupados y asiente lentamente, su mano se arrastra por la mesa para tomar el bolígrafo y ella en un segundo se lo arrebata de la mano y plasma su firma sobre la hoja —espero no ser socia nunca más en algo con usted —acomoda su chaqueta roja y sale de la oficina sin decir ni una sola palabra, el señor al frente del jefe no se corta ni un segundo en firmar y sin más se levanta educadamente y copia la acción de la primera persona que salió.

—Hice todo lo que pude y no resultó, invertí dinero y no funcionó —firma y me mira directo a los ojos —es tuyo, dentro de un mes estará desalojado y limpio y los papeles te llegarán en una semana —se levanta y sale con dirección a la salida.

Lo tengo, al fin lo tengo y pagando menos, ya que el banco pedía cinco millones más por encima del precio ofrecido a ellos.

A la sala entra Yannick y detrás de él Kayla —¿Y bien? ¿Lo tienes? —cuestiona viendo su reloj.

—Elián, espero que digas que sí, sabes que si no lo tenemos nos van a reventar por no cumplir algo tan fácil —Kayla se acerca hasta mí y toma mis hombros —no crees más tensión en esto y dilo ya.

Levanto una ceja —¿Por qué clase de persona me tomas? El edificio de al lado es nuestro —su chillido resuena por mis oídos y le hago señas para que se calle.

—Sabía que podías —Yannick se acerca y me da una palmada en el hombro —ahora me toca a mí —se gira y habla para su secretaria morena de rizos sueltos —Quero, apúntame una reunión para mañana por la mañana con los mayores inversores de la empresa, tendrás la tarea de llamarlos y avisarles sobre la reunión.

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