El Chico Dhall © romance Capítulo 2

Capítulo uno

Pov Jexi

Cada uno se define como normal en la sociedad, pero yo no soy ni de la sociedad, ni de las personas normales.

¿Qué estoy loca?

Ni yo misma lo sé, lo único que sé es que tengo unas miserables ganas de ir al baño a descargar mi desayuno a base de frutas por parte de mi madrastra, la fitness.

Agarro mi estómago por debajo de la camisa y una gota de sudor frío corre por mi frente, miro atentamente las manecillas del reloj esperando por el timbre y con cada segundo que sube sé que es menos tiempo para salir corriendo al baño, pero sinceramente me parece una eternidad.

Y aquí vamos.

5... 4... 3... 2... 1...

¡Trrrrrrrrrrrrrrrr!

Me levanto tan pronto como puedo exaltando a todo el mundo, pero para mí es más importante llegar al baño sin tener un manchón marrón en mi trasero, la profesora dice algo que ignoro totalmente y salgo corriendo del aula de clase. Cruzo entre la multitud con la cabeza baja y simulo dar arcadas de vómito para que no sospechen que mi urgencia es otra.

Un clásico.*

Calla, Fally.

Entro la baño y le doy una rápida mirada baja a las chicas que están arreglando su maquillaje, dirijo mis pies al último cubículo vacío y cierro la puerta con toda la calma del mundo para no exaltarlas.

Tiro de mi cabeza hacia atrás y cruzo con fuerza mis piernas, ¿por qué tienen que estar aquí?

¿Pensabas que el baño estaría vacío? ¡Pues no!

Volteo a ver el inodoro con aprecio y muerdo mis labios, giro a la puerta y doy un largo suspiro.

Lo siento, pero mi urgencia es primero antes de que se me reviente la tripa. Solo espero que ellas ya no estén ahí cuando salga.

...

¡LLEVO UNA HORA Y MEDIA METIDA EN EL CUBÍCULO!

Restriego ambos brazos con mis manos y escucho como las chicas de antes aún siguen charlando animadamente y riendo por cosas que no puedo escuchar.

Tengo miedo de salir.

En algún momento tendrás que hacerlo, llénate de valor y da la cara.*

Ruedo mis ojos.

Para ti es fácil decirlo porque no eres la que da la cara.

Pongo mi cuerpo recto, tomo el pomo de la puerta, la abro lentamente y calmo mi agitado corazón, miro con la cabeza alta y decido dar el primer paso fuera, cierro detrás de mí y me giro hacia un lado donde veo a la hija mayor del Alpha sentada en la encimera de los lavamanos —Pensé que tendría que sacarte de ahí —habla e inmediatamente bajo la mirada al suelo por respeto.

—Lo siento, estaba apenada porque pensé que las chicas de antes estaban aquí para burlarse de mí.

Escucho sus zapatos sonar al bajar y se coloca en frente de mí —Levanta la mirada, no me gusta que hagan eso conmigo, de hecho a ninguno de mis hermanos y a mí nos gusta eso —acato su orden y observo fijamente esos ojos mieles —yo era la que estaba perturbando tu mente con esas voces, quería ver hasta que punto puede llegar tu miedo, además que he estado practicando con mis poderes.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El Chico Dhall ©